¿Cómo el lenguaje oral da soporte al aprendizaje de la lectoescritura?
¿Qué papel juega la maduración del cerebro y la influencia del ambiente en el aprendizaje de la lectoescritura?
El proceso de hablar comienza antes del nacimiento (el feto, por ejemplo, oye la voz de la madre) y, por ende, llega al mundo preparado para comunicarse (el llanto, por ejemplo, provoca una reacción de quien lo escucha). El lenguaje oral se desarrolla, por lo tanto, como consecuencia de la necesidad que tiene el niño de participar en la actividad conjunta con el medio. ¿Cómo el lenguaje oral soporta el aprendizaje de la lectoescritura?
En principio, por el análisis de la composición sonora de la palabra (distinguir o extraer los sonidos aislados, convertirlos en fonemas estables, dándole su orden y sucesión en la palabra). Luego, en un segundo momento, por la relación fonema-grafema; es decir, la correlación de cada sonido aislado con la grafía correspondiente: codificar la imagen auditiva en imagen visual.
Algunos investigadores plantean que la maduración del cerebro se puede observar en dos fases: la explosión del lenguaje –el niño aprende un mínimo de una palabra cada 90 minutos, alrededor de los 22 meses- y el desarrollo del lenguaje –a partir de los dos años los niños articulan palabras, transformando palabras aisladas en mini frases-.
En estas fases se vivencia el paso de la niñez a la infancia. El entorno, la influencia del ambiente, es decisivo para el aprendizaje de la lectoescritura. Es el caso de la imitación y repetición y, del hecho de señalar (gesto de comunicación que relaciona el objeto con la persona). Además, se enfatiza que la comunicación en temprana edad tiene que ser a partir del contacto humano, no por medio de la tv.
Patricia Kuhl: en su libro “The Linguistic genius of babies”, enfatiza la maduración del cerebro, a partir de un entorno propicio, para el aprendizaje de la lecto-escritura. Se realiza la pregunta ¿Por qué no se puede preservar un idioma hablándolo entre adultos? y, por lo tanto, se explica que a partir de los 7 años de edad hay una disminución sistemática en la apropiación de otra lengua. El cerebro del niño, antes de su primer año, puede discriminar todos los sonidos de todos los idiomas. Los bebes absorben las estadísticas de su idioma pero, luego, eso cambia sus cerebros (se transforman en oyentes cultura-dependientes, distinguen solo los sonidos de su idioma)”.
María Sol López, “…¿Cómo el lenguaje oral soporta el aprendizaje de la lectoescritura? es necesario considerar inicialmente que la configuración del cerebro del ser humano nace con las condiciones necesarias para adquirir la lectoescritura, por otro lado, gracias a las dos propiedades cerebrales con las que nacemos las que permiten percibir las características visuales y auditivas e integrar los canales sensoriales, el niño podrá dominar los cuatro procesamientos para la lectoescritura (fonológico, semántico, gramatical y ortográfico). El niño debe inicialmente establecer correctamente las bases del lenguaje oral para luego poder dar paso a su proceso lectoescrito. El papel que juegan tanto la maduración del cerebro como el ambiente son fundamentales y podría decir que decisivos en el aprendizaje de la lectoescritura.
Inicialmente desde antes del nacimiento el feto en condiciones normales escucha y reconoce la voz de sus progenitores, de esta manera se va familiarizando con los sonidos propios de su ambiente. Dado que las redes neuronales permitirán la identificación de los sonidos que a diario escucha, ya en su primer año podrá ir memorizando los sonidos y luego identificarlos con palabras, una adecuada maduración neuronal permitirá que al finalizar los tres años el niño use correctamente el tiempo pasado, preposiciones conjugaciones, pero esto también dependerá de que tan rico en estas experiencias sea el ambiente en el que viva el niño, lo anterior será fundamental para que alrededor de los 5 años existan las bases para empezar un proceso lectoescritor”
Diana Espinosa: “Es necesaria la interacción entre la maduración del cerebro y la actividad social en la que participa el niño desde sus primeras etapas de vida. Si alguna de las dos no es óptima se podrían generar condiciones negativas que afectan el aprendizaje de la lectura y escritura.
Con respecto a la maduración cerebral, es importante el desarrollo de la percepción visual y auditiva, así como la integración de ambos canales sensoriales. Estas condiciones nos permiten adquirir la lectura y la escritura puesto que posibilitan el dominio de los cuatro tipos de procesamiento que permitirán posteriormente el aprendizaje de la lectoescritura… Más que contexto es la actividad en la que el niño participa conjuntamente con el adulto. Por ejemplo, el juego es la actividad más importante en la vida del niño, es la actividad que promueve y facilita el desarrollo infantil. En el juego es fundamental la interacción comunicativa y la expresión emocional. Si el niño juega en las primeras etapas de su vida y ese juego se transforma desde las formas más sencillitas a las más complejas entonces tendrá muchas más posibilidades para comprender y producir textos creativos en la etapa escolar”.
¿Cuáles son las bases neuroanatómicas relacionadas con la lecto-escritura? ¿Que entendemos por la lectoescritura?
La lectoescritura es un proceso psicológico derivado del lenguaje oral que permite plasmar mediante signos escritos nuestras ideas. La adquisición de este proceso es posible gracias a la capacidad innata que tenemos para procesar lenguaje hablado y discriminar información visual. Sin embargo, aunque existen bases cerebrales específicas para la identificación de sonidos orales y el reconocimiento visual de las letras, para desarrollar la capacidad de leer y escribir, el cerebro humano necesita de un esfuerzo consciente. Se requiere entonces un entrenamiento para activar los circuitos cerebrales del procesamiento del lenguaje oral y de discriminación de estímulos visuales como las letras.
El aprendizaje de la lectoescritura es posible pues lo sustentamos sobre cuatro tipos de procesamiento que se activan de manera simultánea: dos procesamientos a nivel de la palabra conocidos como ruta fonológica y semántica y dos procesamientos a nivel de oraciones conocidos como nivel ortográfico y gramatical.
Ruta Fonológica: capacidad para discriminar los sonidos que conforman nuestro lenguaje hablado y producirlos de manera precisa. Permite aplicar las reglas de conversión grafema-fonema, y facilita la memorización de cómo suenan las diferentes sílabas que conforman las palabras de nuestro vocabulario incluso palabras desconocidas. Este procesamiento requiere de la activación simultánea de áreas temporales, frontales y parietales.
Ruta semántica: permite acceder al significado de las palabras. El sentido y significado está soportado por áreas temporales y frontales, donde se almacenan los conocimientos que vamos adquiriendo de las palabras que conforman nuestro vocabulario.
Ruta ortográfica: permite emplear la correcta ortografía de las palabras que leemos y escribimos. En este proceso participan áreas del lóbulo occipital y zonas posteriores del temporal, que se encargan de detallar las características físicas de las letras que conforman las palabras.
Ruta Gramatical: permite comprender el significado tanto de oraciones individuales como de conjunto de oraciones. A partir de la organización de palabras en una oración, podemos captar el significado conceptual que buscan transmitir. Este procesamiento está soportado particularmente por áreas frontales y temporales.