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Don Juan José Duarte, padre del más ilustre dominicano de todos los tiempos; Juan Pablo Duarte

Juan José Duarte Rodríguez, nació en Vejer de la Frontera, provincia de Cádiz, España, el 15 de septiembre de 1768, hijo de Manuel Duarte Jiménez y Ana María Rodríguez Tapia. “Viene a Santo Domingo de donde se marcha en 1801, hacia Mayagüez, cuando Toussaint Louverture ataca. Regresa al país en 1809, cuando Santo Domingo volvió a ser colonia española. y se establece como comerciante proveedor de artículos para barcos, montando un negocio en Las Atarazanas”.
La vivienda familiar estaba en la Isabel la Católica, comprada en 1829 al también sevillano Juan Francisco Santín. Hasta el 19 de noviembre de 1944 el inmueble perteneció a la familia Duarte que entonces lo vendió a Juan Jiménez “y así fue cambiando de dueño hasta llegar a manos de Manuel J. Barrous quien lo vendió al Estado y hoy es la sede del Instituto Duartiano”, consigna el historiador Vetilio Alfau.
Fue el único comerciante extranjero que se negó a firmar un manifiesto en apoyo de Boyer cuando éste invadió Santo Domingo, en 1822, y el que un año más tarde se negó a rendir pleitesía al intruso general Hérard.
“Hombre de conciencia recta y de sentimientos puros, no quiso asociar su nombre a un acto censurable, y al proceder con tanta nobleza e hidalguía, anticipó al heredero de sus virtudes la gloria de sacrificar más tarde su porvenir por dar a sus conciudadanos una patria que, pródiga para con todo el mundo, sólo para con él no ha usado de larguezas ni favores”, escribió José Gabriel García.
Se casó con la señora Manuela Diez. Además de Juan Pablo Duarte, procrearon a Vicente Celestino nació por el año de 1802 en Mayagüez, Puerto Rico. María Josefa nació el 19 de marzo de 1810 en Santo Domingo.
Manuel nació el 11 de diciembre de 1811 en Santo Domingo. Murió de apenas cinco días, el 16 de diciembre de 1811 en Santo Domingo.
Juan Pablo nació el 26 de enero de 1813 en Santo Domingo. Ni casó ni tuvo descendencia. Murió el 15 de julio de 1876 en Caracas, Venezuela.
Ana María debió nacer por el año de 1814 en Santo Domingo. Murió muy niña el 9 de octubre de 1816 en Santo Domingo.
Manuel nació el 21 de noviembre de 1816 en Santo Domingo. Murió a los dos años de edad, el 19 de octubre de 1818 en Santo Domingo.
Filomena nació el 5 de julio de 1818 en Santo Domingo. Murió en 1865 en Caracas, Venezuela.
Rosa Protomártir nació el 28 de junio de 1820 en Santo Domingo. Murió soltera, el 25 de octubre de 1888 en Caracas, Venezuela.
Juana Bautista nació el 24 de junio de 1824 en Santo Domingo. Debió fallecer antes de agosto de 1843 en Santo Domingo.
Manuel Amáralos María nació el 8 de agosto de 1826 en Santo Domingo. Estando en el exilio enloqueció. Murió soltero, el 8 de agosto de 1890 en Caracas, Venezuela.
María Francisca debió nacer por el año de 1831. Murió el 17 de noviembre de 1889 en Caracas, Venezuela.
En 1843, durante la visita del general Charles Hérard a Santo Domingo, don Juan José Duarte dio pruebas de energía cuando se negó a que oficiales haitianos dejaran en su casa una bandera colombiana con aviesos propósitos, consigna Rosa Duarte.
Juan José Duarte Rodríguez, el progenitor del Padre de la Patria, no ha recibido de los dominicanos el reconocimiento que merecen sus sacrificios, entrega, luchas y padecimientos a favor de la República. No se le han erigido estatuas o bustos, ningún monumento honra su memoria, no hay una obra escrita que recoja sus hazañas y dolores. Y no merece homenaje por el simple hecho de haber procreado a Juan Pablo: el historial de su vida es también el de un ardoroso revolucionario, patriota y mártir por la Independencia.
Juan José Duarte Rodríguez en su testamento del 30 de agosto de 1843 en Santo Domingo, nombró sólo a seis de sus hijos: Vicente Celestino, Juan Pablo, Filomena, Rosa, María Francisca y Manuel, como sus únicos herederos universales; sin dudas, los demás hijos habían fallecido para ese momento.
Don Juan vivió la angustia de la persecución y la clandestinidad de su hijo al punto de ocultar su escondite hasta a Francisco del Rosario Sánchez, cuando el general Rivier y sus hombres lo requerían el doce de julio de 1843. “El apesarado anciano no desconfiaba, él había pasado el día con su afligida familia en la mayor tribulación palpando la encarnizada persecución que se le hacía a su más querido hijo; y él a esa hora no había conseguido un lugar seguro donde ocultarle. Y en ese momento miraba a Sánchez como un enviado de la Providencia, y estrechando las manos que le ofrecía con tanta abnegación: “¡Sálvalo! No desconfío… dime en qué parte lo esperas”. Sánchez contestó: “en la plaza del Carmen, frente a mi casa”. El pasaje lo recoge Rosa Duarte en sus Apuntes.
El 25 de noviembre de 1843 su cadáver recibía cristiana sepultura en la bóveda de la capilla del Rosario del templo parroquial de Santa Bárbara, en la ciudad de Santo Domingo.
Texto: Resumen de varios autores, Angela Peña, Héctor Tineo y J. Marcano

Un niño pide de regalo una muñeca para “ser un gran padre” y conmueve al mundo

Un niño se convirtió en viral y conmovió a todo el mundo en las redes sociales. La razón es simple: pidió que le regalaran una muñeca porque su objetivo en el futuro es llegar a “ser un gran padre”.

Rocío Natalia vive en Puerto Rico y decidió publicar esta fabulosa historia en Facebook, que tiene que ver con su experiencia durante la crianza de sus hijos.

“Les cuento que mi hijo, quien juega con su hermana todos los días, me pidió que le comprara una muñeca porque su hermana no le presta la suya y él quiere ser un gran padre, como lo es el suyo“, explica la mujer.

La publicación sobre su hijo que Rocío Natalia, de Puerto Rico, subió a la red. Foto: FacbookLa publicación sobre su hijo que Rocío Natalia, de Puerto Rico, subió a la red. Foto: Facebook

En su relato dice que le compró su bebé, y se mostró adorable. Y que no sólo está muy feliz, sino que se pasa toda la tarde cuidándola como si se tratar de su verdadero hijo.

Con un orgullo que pareciera no caberle en el cuerpo, continúa con su vivencia: “Le da el biberón, la abraza, le da besos y le dice cosas hermosas”.

“¿A qué voy con esto? No sé ustedes, pero, con enseñarle a mi hijo a cooperar en el hogar y permitirle jugar a ser buen padre, me estoy asegurando de dejarle un excelente hombre a este mundo”, comienza una suerte de alegato.

La madre explicó que jugar con una bebé no hará a su hijo menos hombre sino mejor persona. Foto: FacbookLa madre explicó que jugar con una bebé no hará a su hijo menos hombre sino mejor persona. Foto: Facbook

“Así cambiaremos esta sociedad, mi gente. No creando más machitos alfa”. Hay que que eliminar “el sexismo y patriarcado de raíz”.

La usuaria Rocío Natalia cerró su publicación con un claro mensaje: “Jugar con muñecas, cocinita y hacer quehaceres en el hogar no lo hará menos hombre, sino mejor persona, hijo, hermano y esposo; si es que tiene hijos, porque si no quiere tenerlos, maravilloso también. Es su vida”.

La publicación en Facebook se llenó de elogios por la mentalidad abierta de la madre y lo adorable del niño.

“Muy bonito. Soy Trabajadora social clínica y esto es muy importante para el desarrollo de niños y niñas. Los hombres lloran y sienten. Esto hace que un niño exprese sus sentimientos y emociones”, escribió una usuaria.

Otra que se sumó sostuvo: “Muy bien. Eso lo hará mejor papá. Y los que quehaceres de la casa también deben ser compartidos. Te felicito de la manera que piensas”.

Fuente: https://www.clarin.com/

“Ni un hombre puede ser mamá, ni una mujer puede ser papá”: joven dice estar marcado por crecer entre dos figuras paternas

Marta Quéliz
Santo Domingo, RD

“No quiero más críticas, estoy cansado de la gente que opina desde afuera, de los que quieren normalizar las decisiones de personas que buscan alterar el orden divino de las cosas. Me cansé de temerle a una comunidad que solo piensa en su bienestar y en obtener los privilegios que exige. Hoy quiero decirle al mundo que crecer sin ver a una madre, solo dos hombres haciendo los dos papeles, no es bonito, no es saludable, y a mí me marcó”.

Esta es la reflexión de un joven de origen latino que nació en Estados Unidos y que, aunque prefirió reservar su nombre, no se guardó los sentimientos que lleva por haber crecido en medio de dos figuras paternas. “Yo quiero tener una madre, no es justo que a un niño o una niña se le niegue el derecho de crecer sabiendo quién lo trajo al mundo. Por más bien que dos hombres o dos mujeres hagan su papel, ninguno sustituye el rol que le corresponde a uno y a otro”. Las lágrimas se aproximan a sus ojos y decide callar.

Cuando decide volver a hablar, amplía su planteamiento desde el conocimiento de causa. “Nunca será lo mismo que tu padre o madre te abandone, fallezca o no viva contigo, a que te vendan la idea de que un hombre puede ser tu mamá o una mujer puede ser tu papá. Amor a mí no me faltó, cuidados tampoco, pero me faltó lo más importante: una madre que me acurrucara con ese calor especial que entiendo puede tener y que pienso que es rico, aunque yo no lo haya experimentado”. Se le deja desahogarse porque, aunque tanto él como este medio sabe que este tema despierta todo tipo de comentario, hay que respetar la libre expresión.

Un tema engorroso 

El protagonista de esta historia sabe que pocos hablan respecto a las familias donde dos hombres o dos mujeres deciden convivir juntos y traer al mundo hijos de manera inusual. Él es valiente y decide expresar su malestar: “Porque he sido yo el que ha sido víctima de bullying en la escuela, porque he sido yo el que tiene la cabeza llena de interrogantes, porque he sido yo el que ha quedado marcado por ver a compañeros con familias tradicionales y yo teniendo una distinta. Tengo derecho a sentirme como me siento”. Al decir estas palabras, el joven aprieta los labios y luego respira profundo para no llorar.

Su actitud también denota la impotencia que le provoca el sentirse incomprendido. Pero hay personas que han vivido tu experiencia y aseguran tener una vida plena, sin prejuicios, se le comentó en búsqueda de respuesta. No tardó en ofrecerla. “Todo el mundo no es igual. A lo mejor yo vengo de una madre muy familiar, tradicional, no sé, y eso lo traigo en los genes”. Aquí sonrió levemente, pero sin dejar de mostrar su inconformidad.

Se fue de la casa

Hace unos meses habló con sus padres, a quienes ama “con locura” dice, y les comentó su deseo de formar tienda aparte. “Ellos lo entendieron. Me formaron bien, no me quejo de esa parte, pero ya no quiero seguir así, no me siento cómodo y ellos lo saben. Ese siempre fue tema de discusión. No pueden obligarme a creer que soy producto del amor y la fecundación entre dos hombres. Sé que hay una mujer de por medio, y siempre he querido saber quién es”. En esta ocasión lloró por largo rato.

En búsqueda de ayudarle a calmar el llanto se le preguntó: ¿Quieres dejar el relato hasta aquí? “No”, fue su respuesta. Se esperó otro momentito y retomó el tema diciendo: “Aunque me condenen los que no están de acuerdo conmigo, debo seguir. Decidí contarte cómo me siento y lo haré. Sé que hay muchos otros chicos sintiendo lo que yo”. De nuevo llora y calla, pero con ánimos de más.

Todo el mundo tiene derecho a contar su historia, no importa si al hacerlo complace o no a alguien. Eso lo dice el protagonista de este relato, un joven al que no le ha sido de agrado el haber crecido en un hogar donde dos hombres fungen como “padre y madre”. “Crecer en una familia monoparental, que es con papá o mamá, no es lo mismo. Ahí tú asumes que uno de los dos está, pero en mi caso, es que un varón busca hacer el papel de mamá, y no lo acepto”. Con un entendimiento perfecto de su realidad y de lo que rechaza, esta persona cuenta a LISTÍN DIARIO su malestar al respecto.

Dice tener amigos que también atraviesan por esta situación. “Unos son ‘hijos’ de dos madres y otros, como yo, de dos padres. Algunos no les paran a ello, pero sé de otros que como a mí, esto les choca”. En este instante aprovecha para mencionar el caso de un compañero de escuela que le confesó que se moría por conocer a su papá. “El quiere saber quién lo engendró, pero tampoco es fácil hacer preguntas. En lo que tiene que ver conmigo, un día pregunté que cuál de los dos es mi padre biológico, ¿y adivina qué…? No lo sé”. Hace silencio.

Ante esa interrogante, el joven solo escuchó: “Los dos lo somos. ¿Te sirve esta respuesta?”. Esto coincidieron en decirle, cita el joven. Fue ahí que les pidió que le dijeran quién lo llevó en su vientre. Al respecto escuchó: “Nosotros somos tus padres, tus madres, somos tu familia… No debes buscar más respuestas”. El responsable de la historia ofrece estos datos según lo que expresaron las dos personas que le criaron.

Cuando despertó su curiosidad 

Fue a los siete años, “que ya ávido del calor materno, comienzo a sentir que algo me faltaba. Veía a muchos de mis amiguitos llegar con su madre, a veces con papá y mamá, y eso despertaba mi curiosidad. Me quedaba callado, pues por ser tan pequeño no tenía la comprensión ni las palabras para expresar lo que sentía. Te repito, nunca me ha faltado amor y atención, pero yo quería algo más que eso. No le tenía nombre, pero conforme pasaban los años me fui dando cuenta de que algo era diferente en mi familia”.

“No te puedo negar que amo a mis padres, pero escucha bien, a mis padres. Ninguno de ellos es mi madre, y eso es lo que no entienden. Quiero saber quién es mi madre, quién me trajo al mundo, no me lo pueden negar. Yo investigando es que me doy cuenta de que se firma un contrato para que esas mujeres que prestan su vientre desaparezcan. Nadie tiene la potestad de negarle a un niño, a un ser humano, su derecho de conocer a esa mujer que te dio la vida, así sea una…”. Se detiene en el relato. Toma aire y se ausenta de la pantalla que permitió hacer esta entrevista desde la distancia.

Ya cuando vuelve a retomar la conversación, regresa más fresco, con la cara mojada, y el pelo hacia atrás. Se quitó un abrigo con capucha que llevaba al principio, y ahora luce una camiseta blanca que hace contraste con el collar de cuero negro que lleva en su cuello. “Seguimos”, dice y continúa expresándose. “Respeto mucho a la gente, no discrimino, respeto y apoyo la diversidad, pero no en este sentido. No se le puede privar a una persona de conocer a su madre o a su padre, aun sea criado en un hogar como en el que  crecí”.

En esta ocasión se llena como de valentía y comenta: “Tal vez si me hubiesen dejado tener una relación con mi madre y me explican, a la edad adecuada, cómo son las cosas, hoy quizás no estaría marcado por crecer junto a dos hombres, uno que hace el papel de padre y el otro de madre, o ambos los dos roles”. Siempre tuvo una señora encargada de su cuidado y la ha visto solo como eso, “cuando quise decirle mamá, ellos no me lo permitieron”. Se lamenta, pero aprovecha para exhortar a quien atraviese por su situación, a que se exprese.

Sus abuelos

Tienen un abuelo y una abuela. A uno de “sus padres” se le murió la mamá y al otro, el papá. “Eso dolió porque en la abuela que falleció, sí podía sentir ligeramente a una madre. Se despide diciendo: “No me linchen por decir cómo me siento”.

Paternidad Responsable: ¿Qué significa ser buen padre?

Algunos creen que consiste en comportarse de cierta manera o hacer determinadas cosas con sus hijos. Sin embargo, la buena paternidad no está en acciones externas y superficiales. El éxito radica en algo más profundo.

“Los buenos padres se caracterizan por sentimientos y actitudes profundas y positivas que sienten hacia sus hijos, las personas y el entorno que les rodea en general. Para ser buen padre hay que ser previamente una buena persona, tener una personalidad sana, equilibrada, sin desajustes ni conflictos emocionales importantes o con un mínimo de ellos, de modo que no se irradie o proyecte sobre los hijos la influencia nociva de los propios defectos y problemas personales”, explica la psicóloga Lucía Godoy, docente de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello.

En una época marcada por un lado por episodios de violencia y desamparo con los hijos, y en el otro extremo con padres muy permisivos, las personas se cuestionan sobre su rol de padres y el buen o mal desempeño que tienen de éste.

A algunos les puede parecer muy simple, natural y obvio que los padres amen a sus hijos. Entonces, ¿por qué hablar de esto? La creencia popular de que los padres aman siempre a sus hijos por instinto es una creencia errónea; el hecho cierto es que hay padres que no desean a sus hijos y los rechazan, maltratan y hostilizan, con consecuencias muy perjudiciales para estos.

Aunque no siempre es tan evidente, el rechazo en muchas oportunidades se materializa como abandono, indiferencia, resistencia a satisfacer las necesidades y deseos del niño. En casos más dramáticos es frecuente el castigo, maltrato, la humillación frecuente, vejámenes y las críticas negativas constantes.

Es muy importante para los padres conocer a fondo sus verdaderos sentimientos y actitudes hacia su hijo. Cualquier actitud inconsciente de rechazo u hostilidad, aunque fuese reprimida, sería un poderoso obstáculo en su crianza.

Aunque se trata de un tema donde abundan diferentes ópticas, Lucía Godoy comenta que en general, se observa entre los llamados “buenos padres”, una sólida base de salud mental, armonía y equilibrio psíquico, un fuerte sentimiento de amor y aceptación hacia sus hijos. “El niño que es aceptado y querido íntegramente recibe de sus padres la suficiente atención, cuidado, amor y consideración personal que necesita”, ilustra.

Saber expresar

Muchos interpretan la perfección, el orden escrupuloso o el cuidado esmerado, como tareas fundamentales de los padres. Sin embargo, afirma la psicóloga de la Universidad Andrés Bello, es el trato personal respetuoso, cariñoso y alegre lo que marca la diferencia.

Asimismo, comenta que algunos padres tratan de suplir la ausencia o la falta de atención dando o regalando juguetes, objetos, dulces y otros bienes materiales, esfuerzos que no pasan inadvertidos para los hijos, quienes comprenden los sentimientos sinceros y profundos de sus padres y no se engañan por las apariencias.

“Sobre todo, lo que el niño más necesita es la compañía y compenetración afectuosa con sus padres en la primera infancia, que es cuando se modelan las características decisivas de la personalidad. Salir con el hijo a dar una vuelta a la manzana, mientras se le habla, conversa y atiende cariñosamente, es un mejor regalo que cualquier juguete”, sostiene.

La cuestión básica en la educación de los hijos es amarlos. Esto no es una técnica ni un procedimiento, sino un sentimiento, una actitud y las acciones apropiadas surgen, brotan muchas veces sin técnicas aprendidas. Sin ese sentimiento y actitud básicos, no hay método, ni ciencia del mundo que logre educar bien a los hijos, como sin cimientos no hay arquitectura que consiga construir un edificio.

FuenteUniversia / RR

Padre soltero, una tarea difícil pero no imposible

Carlos tenía 30 años cuando su esposa, de 27, murió en un accidente. Quedó solo, con una niña de 5 años y un bebé de ocho meses. Al principio pidió apoyo a su madre, pero ella aún tenía niños pequeños y una nieta a su cargo, por lo que no podía ayudarlo. Su suegra tampoco era una opción, pues vivía en otra ciudad.

Así las cosas, este padre de profesión tecnólogo en sistemas pensó en ese momento que no podría con tanta responsabilidad, pero hoy dice: “Me equivoqué al creer que la crianza de los hijos es función exclusiva de las madres”.

Para la psicóloga Andrea Marcela Carrero, docente de la Unad (Universidad Nacional Abierta y a Distancia), la sociedad suele etiquetar “Solo las madres son quienes pueden instintivamente asumir el cuidado y crianza de sus hijos, y en muchos casos se tiende a desdibujar el papel de los padres”. La experta añade que esto es una cuestión cultural. Sin embargo, “hay que comprender que en el proceso de crianza, un hijo requiere que los padres ejerzan ciertas funciones para contribuir a su desarrollo y a la consolidación de los vínculos afectivos, que generen en los niños un ambiente estable y de protección emocional”, asegura.

En Colombia, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (Ends 2015), el 49 por ciento de los niños viven con ambos padres; el 36 por ciento, solo con la madre; el 7 por ciento, con un familiar diferente a los padres; el 5 por ciento, con ningún familiar y el 3 por ciento, es decir unos 400.000 menores, están solo con su padre.

Para Carlos, entender que debía asumir el papel de padre y madre no fue fácil. “Pasé muchas noches tratando de encontrar una solución, pero antes debía entender algo aún más complicado: por qué me pasó a mí, y luego explicarlo a mis hijos”. Decidió contratar una persona para que los cuidara, pero los recursos se agotaron y además sentía que sus niños no recibían la atención que necesitaban, en especial el bebé.

Después de tantas noches de escuchar opiniones de amigos, conocidos y hasta de su propia madre, él asumió que no podía seguir trabajando en la empresa en la que estaba, pues cumplir horarios complicaba la situación. Entonces empezó a trabajar desde su hogar, revisando y actualizando computadores, pero faltaba algo muy importante…¿Cómo organizar el tiempo, el espacio y su mente para el empleo?, ¿cómo alimentar a sus niños, criarlos y ser una familia con todo lo que esto implica?

Atender al bebé, aunque podría parecer lo más complicado, no lo fue tanto porque ya tenía experiencia con su hija. Él acompañó a su esposa en tareas como los teteros, cambiar pañales, bañarlos o vestirlos. Sin embargo, cocinar sí fue un reto, así como lavar, planchar, arreglar las casa y lo propio del día a día. Organizar su tiempo y dividirlo en todas las actividades, dice, fue en realidad su mayor desafío.

Para cocinar, le pidió a una vecina que le enseñara lo básico. Cómo hacer arroz, sopas, carne, pollo y algunos remedios caseros para el resfriado, el dolor de estómago y hasta para combatir los indeseables piojos. “Un día, no recuerdo exactamente cuándo, me di cuenta de que cocinaba, que a mis hijos les gustaba, que la casa se veía bien y que podía ser un padre diferente para ellos: no solo aquel que lleva plata a la casa, sino el que está de verdad”.

Criar es un reto

Juan Carlos Cuervo, psicólogo, magíster en asesoría familiar y profesor del Instituto de la Familia, de la Universidad de La Sabana, explica que “el ideal familiar en los procesos de crianza es un trabajo compartido por papá y mamá, pero ese ideal, por diferentes razones como la muerte de la esposa, el abandono o las separaciones, supone un reto, y sobre todo cuando el encargado es el padre.

“Lo primero que él debe incorporar en su estilo de vida es la disposición por asumir, de forma responsable y constructiva, conductas propias de lo que es ser padre”, advierte Cuervo. En otras palabras, ser consciente de que está solo y debe meterse en su rol de padre, pero así mismo en el de madre, con lo que significa en materia de sentimientos, responsabilidades y actitudes frente a la crianza.

Por su parte, Andrea Carrero indica que los padres no tienen un manual para ejercer ese rol sino que “esa tarea está en un continuo aprendizaje sobre las diversas exigencias y necesidades que los niños enfrentan en cada etapa de su desarrollo. Un padre que deba afrontar solo la crianza de los hijos es una persona que tiene que aprender a distribuir el tiempo de una forma eficaz con el objetivo de cumplir todo lo que encierra formar, orientar, amar y acompañar a la vez”.

Con el pasar de los años, Carlos hizo su propio manual. “Cuando mi hija tenía unos 14 años, vi que podía apoyarme en algunas cosas. Le empecé a poner ciertas responsabilidades, entre ellas ayudarme con las tareas escolares del niño, algunas cosas de la casa y hasta respaldarme emocionalmente, pues para nosotros era la figura femenina, y necesitaba eso para seguir adelante. Hoy, ella tiene 20 años y aún estamos batallando los tres”.

Y es que en verdad, su hija fue un gran apoyo y se convirtió en el motor y la motivación para Carlos. “Me he esforzado por ser un ejemplo para ellos, que se sientan orgullosos, y por eso terminé mi carrera”. A sus 45 años, es ingeniero de sistemas, le va bien económicamente y lo cuenta con emoción. “Quiero que mis hijos también se realicen profesionalmente, pero en lo que los apasione. Los voy a impulsar en todo lo que me sea posible”.

Al respecto, los psicólogos añaden que es primordial que los padres trabajen día a día, realizando actividades y abriendo espacios para que sus niños se vinculen afectivamente en su entorno y se les genere un estado de seguridad en el que vean garantizados sus derechos, de acuerdo con sus necesidades en cada edad. Así mismo, recomiendan autoevaluar su labor como guías en torno a la crianza, e identificar las carencias que sus hijos muestren para darles una respuesta oportuna en pro de su bienestar.

La importancia de la figura materna

“La madre es la persona con quien todo niño crea su primer apego, pues, al nacer y durante los primeros meses, consideran que los dos son uno solo. Son las que satisfacen todas sus necesidades básicas y con quien generan esa conexión emocional especial”, explica la psicóloga infantil y familiar Jackeline Martínez.

En tal sentido, Carrero afirma: “El impacto que para un niño o una niña tenga el no crecer al lado de su madre depende de muchos factores, entre ellos la historia familiar. No es lo mismo que la madre no esté porque murió en un accidente o por una enfermedad, que por causa de un abandono. Cada niño asumirá esto de diversa manera. Lo importante es que quienes lo eduquen y acompañen jueguen un papel fundamental en sus vidas, pues de la calidez, el amor y la seguridad que le brinden dependerá su yo emocional y afectivo”.

A su manera, Carlos asumió que su esposa y madre de sus hijos ya no estaría con ellos, y eso les explicó. “Como mi hija sí convivió con ella, la preguntaba y la extrañaba mucho. Yo no sabía qué decirle, pero tenía claro que hablar con la verdad era lo mejor; el punto era cómo. Entonces lo hice lo más natural posible, explicándole que mamá ya no estaría más con nosotros porque se había ido al cielo, un lugar desde donde nos podía ver y cuidar, pero nosotros no a ella, y que en la medida en que la recordáramos estaría acompañándonos”. En su momento, la niña fue quien se encargó de hablarle de la mamá a su hermanito. Dónde estaba, por qué se había ido y lo que significaba para ellos.

Bibiana Castillo, especialista en psicología de la niñez y la adolescencia, sostiene que el impacto que puede ejercer en un niño la ausencia de la figura materna depende de cómo se le ha explicado y enseñado sobre el rol de madre. “Sea cual sea el motivo por el cual ella no está, es importante que exista. Puede ser en la presencia de las abuelas, las tías o las madrinas, pues ese referente femenino es importante”.

Por su parte, el profesor Cuervo añade que lo valioso es enseñar a los hijos la importancia de crecer en situaciones que requieren un esfuerzo adicional, e incluso en las capacidades particulares que se desarrollan cuando se tienen que superar dificultades; en otras palabras, cómo aprender a ser resilientes en la vida. Carlos lo ha aprendido y aplicado sobre la marcha.

“Con el pasar de los años, entiendo que pude haberme equivocado muchas veces, pero creo que no estuvo tan mal. Aunque todos los niños deberían tener una madre y un padre, las circunstancias en cualquier momento pueden cambiar, y asumir el papel de padre no solo como título, sino realmente amando, cuidando, enseñando, me hizo entender que la crianza no es solo de las madres; los padres podemos y lo hacemos bien”, puntualiza.

Fuente: abcdelbebe.com

Natalicio de Francisco del Rosario Sánchez

(Santo Domingo, 1817 – San Juan de la Maguana, 1861) Político y líder independista dominicano, considerado uno de los Padres de la Patria. Miembro de «La Trinitaria», sociedad secreta separatista, en 1844 lideró un alzamiento contra Haití y el 27 de febrero de ese año proclamó la independencia de la República Dominicana. Al igual que otros trinitarios, Francisco del Rosario Sánchez fue apartado del poder y desterrado una vez alcanzada la independencia. Con la amnistía de 1848 pudo regresar al país, y a lo largo de la siguiente década desempeñó diversos cargos públicos. En 1861 entregó su vida en la lucha para evitar la anexión de la República a España.

Biografía

Hijo de Narciso Sánchez y Olaya del Rosario, recibió de su madre la enseñanza elemental y aprendió el oficio de “peinetero”. Luego estudió latín y filosofía con don Nicolás Lugo, estudios que continuaría con el padre Gaspar Hernández, sacerdote peruano emigrado a Santo Domingo y reconocido antihaitiano. En este período conoció a Juan Pablo Duarte, quien, junto a otros jóvenes, asistía a las clases del sacerdote. En 1838 se integró en La Trinitaria y pronto empezó a distinguirse por su laboriosidad y decisión.

Diversos antecedentes históricos hicieron de la independencia de la República Dominicana un proceso sumamente complejo. La isla de Santo Domingo (llamada antiguamente la Española) estuvo bajo dominio español desde los tiempos de Cristóbal Colón. A finales del siglo XVII, sin embargo, la corona española cedió a Francia la mitad occidental de la isla, es decir, el actual Haití. Dos siglos después, en virtud del Tratado de Basilea (1795), toda la isla pasó a manos de los franceses, aunque por poco tiempo. A principios del siglo XIX, dos décadas de luchas y convulsiones conducirían a la consolidación de la independencia y a la unificación de la isla: desde 1822, el presidente Jean-Pierre Boyer gobernaba toda la isla de Santo Domingo, que pasó a llamarse Haití.

El objetivo de la sociedad secreta La Trinitaria, fundada en 1838, era la independencia de la antigua parte española; a diferencia, pues, de otras colonias, no había que enfrentarse a una metrópoli europea para conseguirla, sino a la dominación de una ex colonia que había alcanzado su independencia: Haití. Bajo la inspiración de su líder intelectual, Juan Pablo Duarte, los miembros de La Trinitaria difundieron sus ideas, que calaron lentamente en la sociedad dominicana.

Entretanto, los elevados impuestos dictados por el gobierno habían mermado drásticamente la popularidad del presidente Boyer, que fue derrocado en 1843 por Charles Rivière-Hérard. Los trinitarios vieron en esa transición una oportunidad, pero sus tentativas fueron de inmediato reprimidas por Hérard. El celo y determinación que Francisco del Rosario Sánchez había mostrado en sus labores en La Trinitaria le permitieron dirigir el movimiento cuando Duarte hubo de exiliarse debido a las persecuciones desatadas contra él por los haitianos.

Las razones principales por las que se reconoce a Francisco del Rosario Sánchez como Padre de la Patria radican, principalmente, en sus méritos como trinitario y en haber leído la proclama que declaraba el nacimiento de la República Dominicana. El 27 de febrero de 1844, Sánchez fue el encargado de leer la declaración en el baluarte de San Genaro (hoy puerta del Conde). Presidió luego el gobierno provisional (la Junta Central Gubernativa), hasta ser desplazado por Tomás Bobadilla.

Con la llegada a la presidencia de la flamante República del terrateniente conservador Pedro Santana (1844-1848), cuyas tropas habían logrado en marzo rechazar un ataque haitiano, los trinitarios quedaron apartados del poder, y Francisco del Rosario Sánchez, al igual que Juan Pablo Duarte y Ramón Matías Mella, hubo de partir al exilio. Con todo, la independencia quedó consolidada, y bajo la presidencia de Manuel Jimenes (1848-1849) se decretó una amplia amnistía que permitió a Sánchez regresar al país y desempeñar importantes cargos públicos.

La anexión a España

Durante la corta vida de esta Primera República Dominicana (1844-1861), Pedro Santana accedería a la presidencia en otras dos ocasiones. Al final de su último mandato (1858-1861), Santana resolvió anexionar la República a España. Era un modo de detener la permanente amenaza de Haití, que había intentado repetidamente invadir el país, pero también de mantenerse en el poder, pues aceptó a cambio el cargo de gobernador de la Provincia española de Santo Domingo. Esta decisión desataría la Guerra de Restauración (1863-1865), que enfrentó a los defensores de la anexión con los independentistas o restauradores (pues su objetivo era restaurar la Primera República).

Además de Padre de la Patria por su papel en la proclamación de la independencia en 1844, Francisco del Rosario Sánchez fue un precursor del movimiento restaurador. En 1859, sus divergencias con Santana le habían costado la prisión y un nuevo exilio, desde el que Sánchez comenzó a preparar la lucha contra la más que previsible anexión a España, que fue solemnemente proclamada en la capital dominicana el 18 de marzo de 1861. Con las manifestaciones de apoyo impulsadas por el gobierno de Santana se intentó ocultar un descontento que se hizo visible poco después, cuando, el 2 de mayo, estalló en Moca un levantamiento en armas encabezado por José Contreras.

Firmemente determinado a restaurar la República, el 1 de junio de 1861, tres meses y medio después de consumada la anexión a España, Francisco del Rosario Sánchez entró a territorio dominicano en compañía de José María Cabral y otros. Su intentona duró poco más de un mes: víctima de una traición, fue capturado en una emboscada y fusilado en San Juan de la Maguana el 4 de julio siguiente, junto a una veintena de compañeros de armas.

Fallecía así a manos de sus conciudadanos un luchador insobornable, cuyos elevados ideales patrióticos perduran en su producción escrita. El 20 de enero de 1861, cuando era evidente que Pedro Santana y los suyos entregarían la soberanía del país, Sánchez lanzó una proclama en la que afirmaba: “Pero si la maledicencia buscare pretextos para mancillar mi conducta, responderéis a cualquier cargo diciendo en alta voz, aunque sin jactancia, que yo soy la bandera dominicana”. Antes, el 16 del mismo mes, había justificado lapidariamente su lucha en una carta a Damián Báez: “Mi patria está vendida. Esto basta”.

Fuente: biografiasyvidas.com

Biografía de Matías Ramón Mella

Matías Ramón Mella Castillo nació el 25 de febrero de 1816 en Santo Domingo. Fue un militar, político y activista dominicano. Es considerado uno de los Padres de la Patria de la República Dominicana junto a Juan Pablo Duarte y Francisco del Rosario Sánchez.

Como miembro del movimiento independentista, Mella encarnó la expresión militante y decidida siendo conocido por haber disparado su trabuco la noche del 27 de febrero del 1844 en la Puerta de la Misericordia dando comienzo de esta forma a la revuelta por la independencia del país.

De los fundadores de la República, Mella fue el más apto para las actividades militares. Su habilidad como estratega contribuyó significativamente a lograr la independencia dominicana, hecho que puso fin a la ocupación haitiana.

Más tarde se incorporó al movimiento restaurador contra la Anexión a España, realizada por el terrateniente Pedro Santana en 1861. Fue vicepresidente del país entre 1863-1864.

Familia y primeros años

Hijo de Antonio Mella Álvarez y Francisca Castillo.

En 1835, en plena dominación haitiana, fue nombrado “Preposé”, o encargado de la común de San Cristóbal. Allí se dedicó al negocio del corte de madera, actividad de la que también se ocupaba Antonio Duvergé, lo que hace suponer que ambos líderes se conocieron desde entonces. Mella era hábil con el sable y la espada.

Hacia 1836, contando con veinte años de edad, Mella contrajo matrimonio con Josefa Brea, quien pertenecía a una familia importante del país, y con quien procreó 4 hijos: Ramón María, Dominga América María, Antonio Nicanor e Ildefonso. Según un testamento del 5 de mayo de 1859, ninguno de los dos aportó grandes bienes al matrimonio. Al parecer adquirió sus bienes y propiedades estando casado, parte de ellos por vía hereditaria tras el fallecimiento de su padre en febrero de 1837.

Vida política y militar

El 1 de marzo de 1844 se integró como miembro de la recién creada Junta Gubernativa Provisional durante la Primera República y pocos días después partió para el Cibao donde asumió el cargo de gobernador de Santiago y delegado de la Junta Central Gubernativa, convirtiéndose en el jefe político y militar de la región más importante del país. Ostentó el rango de General del Ejército Nacional e hizo venir a José María Imbert desde Moca, quien lo auxilió como “mano derecha” en el mando militar.

Al dar comienzo la Batalla de Santiago, Mella, que no se encontraba en el campo de batalla, impartió las primeras instrucciones y escogió a Imbert como lugarteniente.

Cuando Faustin Soulouque invadió el país, Mella se incorporó al ejército, destacándose en la Batalla de Las Carreras y pasó a ser secretario de Pedro Santana. Luego de la renuncia del presidente Jimenes y la elección de Buenaventura Báez como presidente, en septiembre de 1849, Mella es nombrado Secretario de Estado de Hacienda y Comercio.

Al surgir la enemistad entre Santana y Báez, Mella decidió seguir al lado del primero. No obstante, la obstinación de Santana por querer anexar el país a España los enemistó para siempre. Entre 1849 y 1861, Mella rechazó a Santana y su proyecto de anexión.

Mella desempeñó los cargos de Comandante de Armas, Ministro de la Guerra, Gobernador de Santiago, Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario en Misión Especial frente al Gobierno español. En julio de 1856 se le encomendó preparar un proyecto de ley para organizar el ejército.

Miembro de La Trinitaria

Aunque no se sabe cuándo conoció a Duarte, una vez fundada La Trinitaria, se adhirió a ella en calidad de miembro mediante un comunicado, junto a Sánchez y Félix María del Monte. Duarte vio en Mella un discípulo de condiciones excepcionales y lo designó como sustituto de Juan Nepomuceno Ravelo cuando éste fracasó en las gestiones de llegar a un acuerdo con los dirigentes haitianos con la finalidad de organizar el movimiento de “La Reforma”.

Guerra de Independencia

En enero de 1843 fue comisionado por Duarte para trasladarse a la villa haitiana de Los Cayos de San Luis, al sur de la isla, para hacer contactos con los revolucionarios reformistas adversos al presidente Boyer.

Convocó e hizo posible una alianza entre los trinitarios y los reformistas haitianos que combatían a Boyer. Esto trajo como consecuencia, el 16 de enero de 1844, la firma del acta de separación, que proclamó la necesidad de separarse de la opresión haitiana y oficializó la unión de liberales y conservadores. Durante la guerra de independencia ocupó la región norte para impedir la penetración haitiana. Misericordia Puerta donde Mella disparó el trabucazo la noche del 27 de febrero de 1844, siendo este el principio del fin de la invasión haitiana en la República Dominicana.

Guerra por la Restauración

Luego de declarada la independencia, Mella proclamó a Duarte presidente de la Junta Central Gubernativa con la finalidad de evitar que algún partidario del colonialismo ocupara el poder. Esta actitud provocó que Pedro Santana lo expulsara del país.

Mella regresó al país en 1848 amparado en la amnistía del presidente Manuel Jimenes. Al regresar se unió a los conservadores liderados por Pedro Santana, hasta que en 1861, ya ante la eminente Anexión a España, se unió a los restauradores.

En agosto de 1863 viajó al sur, atravesando la Cordillera Central por Constanza, con el encargo de organizar las tropas restauradoras dirigidas por Pedro Florentino. Durante la restauración fue designado Ministro de la Guerra y elaboró un manual de guerra de guerrillas en enero de 1864.

Muerte

Restos de los padres de la patria. Altar de la Patria, donde reposan los restos de Matías Ramón Mella junto a Duarte y Sánchez. Mella se desempeñaba como vicepresidente de la República Dominicana cuando, en pleno Grito de Capotillo, enfermó de disentería. En las cercanías de su muerte pidió que sus restos fueran envueltos en la Bandera Nacional y pronunció estas palabras: “Aún hay patria, viva la República Dominicana”.

Murió el 4 de junio de 1864, en extrema pobreza, en una pequeña casa cercana a la Fortaleza San Luis, en Santiago; siendo enterrado cubierto por la bandera dominicana como fuera su deseo. Sus restos se encuentran, junto a los de Duarte y Sánchez, en el Altar de la Patria.

Fuente: nuestroshijos.do

Hijos, ustedes también tienen obligaciones con sus padres

Los padres llegan a una edad adulta con condiciones físicas que requieren de cuidados, es necesario que sean los hijos quienes les brinden atención.

Si bien el cuarto mandamiento de la Ley de Dios dice ‘Honrar a padre y madre’, esto es algo que no todos los hijos cumplen.

El motivo por el cual los hijos deben tener alguna obligación con el papá o mamá es, según los expertos, la gratitud.

“No existe ninguna responsabilidad legal, el deber sería de tipo moral, es decir que aunque el estado no me obligue a responder por mis padres, las relaciones parentales crean vínculos que producen obligaciones o responsabilidades”, explicó Carlos Guillermo Mahecha Montaña, Psicólogo con especialidad en Desarrollo Humano.

Es probable que en algunas ocasiones sean los padres los que no quieran recibir las atenciones, pero los hijos deben estar siempre junto a ellos, brindándoles demostraciones de cariño.

Un compromiso con amor

La primera obligación de los hijos con sus padres es cuidarles, ofreciéndoles la seguridad, la atención y el cariño que ellos recibieron de pequeños.

De acuerdo con Mahecha Montaña, son los padres de familia quienes se ganan el respeto de sus hijos y no es algo que esté en el instinto de un ser humano, “todo dependerá de la forma como se estableció la relación parental”.

A medida que se van creciendo los hijos- vivan en la casa paterna o fuera de ella, o tengan formada su propia familia- deben asumir obligaciones morales y familiares con sus padres, “los que les dieron todo lo que necesitaban, para llegar donde han llegado hoy”.

“La responsabilidad familiar es un sentimiento de gratitud. Todo cambia si los papás nunca tuvieron responsabilidades con ellos”, precisó el Psicólogo especialista en Desarrollo Humano.

Preguntas y respuestas

Carlos Guillermo Mahecha Montaña, Psicólogo especialista en Desarrollo Humano

 ¿Deben tener los hijos obligaciones con sus padres de edad adulta?

Legalmente no existe una ley que obligue a los hijos, la responsabilidad sería de tipo moral. Desde esa perspectiva, la obligación de un hijo es velar por el bienestar de sus padres, tratar de que sus padres estén bien.

¿Cuál debe ser la función de los hijos hombres?

-En una familia donde no hay hijas mujeres, los hombres deben generar lo que puedan con el fin de brindarles bienestar, pero deben buscar desde sus posibilidades la manera de ofrecer comodidades a sus padres.

-¿Deben delegarse funciones entre los hijos?

Lo único que se le puede exigir a un adulto es la responsabilidad en términos del vínculo familiar. Entre la familia debemos protegernos y cuidarnos. El sentimiento de gratitud que se le tiene al padre, gracias a que ellos desde bebés se preocuparon por darle cuidado y bienestar, les corresponde responder a estas acciones que hicieron.

Sin límites

La principal obligación moral, familiar y cívica que tienen los hijos es atender a sus padres, de acuerdo con los expertos, sacrificando, incluso, el bienestar de su familia. Aunque esto no siempre se convierte en un problema, ya que algunas familias son incluyentes y no les importa que sus abuelos convivan con ellos. Pero hay otras personas que ignoran las necesidades de los padres desde el mismo momento que abandonan la casa, voluntaria o involuntariamente

Los hijos tienen que mantener las relaciones parentales en el lado afectivo, una comunicación constante, fomentar el apoyo moral, ayuda emocional, y atención, en caso de una enfermedad.

Voz del experto

Antonio Angarita

Sicólogo

¿Se puede enseñar a los hijos a atender a sus padres?

No, eso hace parte de la voluntad de la persona. Es muy difícil enseñar ese tipo de cosas, si no me nace atender a mis padres con respecto a sus necesidades o compañía. Es algo que se construye desde la infancia; si mi papá me dio afecto, cariño y protección, eso me determina agentes de personalidad que me van a volver afectivo y corresponderé en la adultez.

¿Cómo lograr que exista una reciprocidad de afecto, compañía y protección con los papás?

No necesariamente debe existir reciprocidad porque muchas veces hay ingratitud en el ser humano y aplica para los diferentes vínculos afectivos. Lo primordial es brindarles a los hijos amor desde pequeños, eso fundamenta bases de formación como adulto y de personalidad, sin dejar de ejercer la autoridad. Tener hijos no garantiza que se vaya a estar acompañado en la vejez.

¿Cómo evitar que los hijos abandonen a sus padres?

Una forma de evitar es estrechando los lazos desde la infancia, también sosteniendo un diálogo constante entre la familia. Hay personas que abandonan la casa y se desprenden de todo sentimiento a sus padres.

¿Existe justificación de que los hijos no atiendan a sus padres?

En algunos casos si. Cuando la familia es disfuncional, hay personas que nunca debieron tener hijos, ya que no tienen apego afectivo (…) no tienen esa condición para asumir esa responsabilidad, no pueden pretender que cuando el hijo sea adulto tengan algún compromiso con ellos.

Fuente: vanguardia.com

Cuando el niño lleva siempre la contraria

“Mi hijo no para de llevarme la contraria y está consumiendo mi paciencia”. Esta es una afirmación muy común entre muchos padres. Sobre todo, entre padres cuyos hijos tienen edades comprendidas entre 2 y 4 años. Aunque también es una situación que se da cuando los niños comienzan la escuela.

Este tipo de comportamiento de los hijos tiene un paralelismo con la adolescencia. Por eso, a este periodo se suele llamar: “la adolescencia infantil” y convive con el periodo de rabietas.

Por qué llevan los niños la contraria

– En esta época de contradicción el niño lo que quiere es ser independiente y tomar decisiones por sí mismo.

– Esta actitud desafiante se da con más probabilidad cuando están cansados, tienen hambre, sufren estrés o están alterados.

– Este tipo de comportamiento es a menudo una parte normal del desarrollo en los niños pequeños. Por ejemplo: sólo se muestre desafiante con la persona más próxima a él, o quizás sólo es que se siente tratado injustamente y lleva la contraria a los adultos para hacerles ver cómo se siente e incluso no se siente bien en el entorno de la escuela

Pero debe preocuparnos cuando se da de manera frecuente y consistente y el comportamiento que muestra sobresale en la comparación con los otros niños de su misma edad y fase de desarrollo. También cuando afecta a un funcionamiento normal de la vida social tanto en el entorno familiar como en el de la escuela.

Qué hacer cuando el niño lleva la contraria

Esta etapa en el desarrollo de los niños se da de manera natural y es pasajera pero suele convertirse en una carga para los padres. Entonces ¿Qué pueden hacer para sobrellevarla durante este periodo?

– Ten mucha paciencia. No perder los nervios ni dejar que te provoque. Hay que respirar hondo y contar hasta 10.

– Cuidado con el castigo. Debemos recordar que esta fase es algo natural. Está aprendiendo a comunicar su voluntad. Castigar no ayuda.

– Ayúdale. Cuando te lleva la contraria se está defendiendo. Antes de castigarle y enfadarte, observa como está siendo tu comportamiento. ¿Quizás él tenga razón? No pierdes nada por comprobarlo.

– Autonomía. Provoca situaciones en las que pueda ser independiente y así darle lo que pide. Por ejemplo, ofrécele alternativas como que elija donde quiere ir a jugar en vez de imponerte.

– Habla. Aunque creas que el niño es aún muy pequeño, intenta hablar con el niño para que explique como pueda por qué te ha llevado la contraria.

– No permitas subidas de tono. Si el niño no solo te contradice sino que usa gritos, insulto o eleva su agresividad, hay que mantener la calma pero ser firme y dejar muy claro que no se va a tolerar ese comportamiento

– Ignorar. Si el niño sigue empeñado en llevar la contraria y no está dispuesto a hablar contigo ni a poner solución, ignora el comportamiento y no enfoques tu atención en esa conducta.

Fuente: GuiaInfantil.com

Escuela Primaria Padre Valentín Salinero