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Enamórate de la naturaleza: ¡Protégela!

 

Yvonne Arias. 
MSc. Directora Ejecutiva Grupo Jaragua

La naturaleza provee todo lo que los seres vivos necesitamos para vivir. Son sus bienes y servicios ambientales fundamentales los que ofrecen la oportunidad de que nos mantengamos vivos y disfrutemos de bienestar.

La garantía de que tengamos una calidad de vida adecuada depende de qué tan sana se encuentre nuestra madre tierra. Podemos citar la disponibilidad y acceso a aire puro, agua potable, alimentos sanos, materia prima, energía renovable, espacios idóneos para el disfrute y oportunidad de aprendizaje e investigación, entre muchos otros.

Los beneficios de la naturaleza pueden ser tangibles, que es cuando podemos tocarlos y percibirlos, de manera clara y precisa, la calidad y cantidad de esos bienes o productos ambientales, puede ser medida e incluso valorada. Son intangibles cuando no pueden ser tocados, y son difíciles de cuantificar y valorar. Para no dañarlos o alterarlos merecen extraordinario respeto.

La frase Sólo podemos amar aquello que conocemos y sólo podemos proteger aquello que amamos” parece simple, pero su significado debería ser analizado, difundido y asumido de manera cotidiana. Mientras tanto es esperanzador pensar que, precisamente porque no conocemos la cantidad y/o el valor de un servicio ambiental, deberíamos ser respetuosos, ya sea por ética, compasión o cualquier principio, valor o sentimiento.

Los servicios ambientales han existido siempre y cuando un país es consciente de su importancia los estudia y valoriza. Toma en cuenta la generación de oxígeno, la regulación del clima, la reducción del impacto de los gases de efecto invernadero, la captación y filtración del agua, la protección de la biodiversidad, el refugio de vida silvestre, la retención de suelo, la belleza escénica, entre otros.

Para lograrlo nuestras acciones cuentan

Los grandes problemas ambientales como el calentamiento global, la crisis de la biodiversidad, la desertificación y sequía, el daño que causan las especies invasoras, entre otros, afectan nuestra calidad de vida. Por esta razón, ante tan grandes retos, tenemos una gran responsabilidad. La disminución (y la calidad) de los alimentos, de la disponibilidad de agua limpia, la merma en la regulación de las enfermedades y el aumento de problemas causados por el calentamiento global deberían ser suficientes ejemplos para que contribuyamos a proteger la naturaleza.

Los malos hábitos de consumo (alimentos, producción y manejo de residuos, uso de energía proveniente de combustibles fósiles, transporte excesivo e inadecuado, entre otros) afectan severamente la calidad de nuestro ambiente, contribuyen a su deterioro y afectan nuestra calidad de vida.

La conciencia ambiental es una filosofía de vida que se preocupa por el medio ambiente, lo protege para conservarlo y garantizar el equilibrio ecológico. Solo con echar un vistazo al ambiente que nos rodea será suficiente para darnos cuenta de la crisis.

Entender la importancia del medio ambiente y la situación en la que se encuentra actualmente es el inicio para motivar la toma de acción frente al cambio climático y a la pérdida de la biodiversidad. Sus impactos son cada vez mayores y las consecuencias cada vez peores. Ambas situaciones afectan directamente a la niñez y a la juventud, sobre todo en los estados insulares pequeños y en desarrollo, como es La Española.

Opinar y actuar es camino

El futuro que queremos tiene que ser construido sobre la base del conocimiento, la educación y la sensibilización a las generaciones actuales. La orientación debe provenir de personas adultas conscientes, que, aunque no sean éstas las únicas responsables de esta debacle, son idóneas para encaminarles hacia el éxito y lograr que se conviertan en multiplicadores, tanto de su generación, como de personas adultas. Aunque según especialistas en conducta humana, cambiar patrones en personas adultas no es una tarea fácil y el esfuerzo tendría que ser mayor para superar esta crisis ambiental que hemos provocado.

Definitivamente la niñez, la adolescencia y la juventud, son la esperanza para tener un mejor planeta en que se pueda vivir con armonía y equidad. Tienen energía, curiosidad, acceso a tecnología, disponen de mucha información y están ávidos de comunicarse, a través de las redes sociales y otros medios. Como son quienes sufrirán los impactos negativos de la crisis ambiental, sus acciones e involucramiento a favor de la naturaleza son imprescindibles para lograr un equilibrio que impacte de manera significativa una mejor calidad de vida.

Un ejemplo excelente a seguir es la joven Greta Thunberg que en 2018 (con 16 años), desató un movimiento mundial de niños/as en edad escolar, para exigir mayores medidas de los gobiernos para luchar contra el cambio climático. Su preocupación por los problemas ambientales tiene un alcance que desborda las fronteras de Suecia, su país natal, y alcanza el nivel global. El 17 de enero 2023 esta valiente joven fue detenida en Alemania durante una protesta frente a una mina de carbón.

Actualmente jóvenes participan activamente en las Conferencias de las Partes (COP) sobre la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Convención de Diversidad Biológica, entre otras cumbres, donde se reúnen los países miembros a revisar los avances y a tomar decisiones sobre cómo resolver o manejar la crisis ambiental.

Para que los problemas ambientales sean resueltos o al menos manejados, es imprescindible identificarlos. Podemos empezar por nuestro entorno con la participación de toda la comunidad educativa y el liderazgo de docentes y estudiantes. La manera más lógica es utilizar el método científico, que incluye observación, planteamiento del problema, hipótesis, diseño experimental, experimentación, análisis de resultados, conclusiones e informe. Luego de concluido este proceso se plantean posibles soluciones, se elabora un plan de acción que incluya con objetivos, actividades, fechas, responsables e indicadores (físico, químico, biológico, social o económico, que permiten evaluar la información que se tiene en un tiempo) que puede ser cuantitativos (parámetros) o cualitativos (observaciones y percepciones). Estos son importantes para evaluar la eficacia de las intervenciones y tomar decisiones por lo que deben ser de calidad y fiables, ser manejados y comprendidos con facilidad, puedan ser cambiados y ser específicos, con el objetivo de que o se den diferentes interpretaciones.

Para empezar a actuar es importante tener en cuenta que vivimos en una isla singular, rica en recursos naturales, habitada por una alta población humana con serias carencias materiales, muchas limitaciones educativas y una demanda cada vez mayor de recursos naturales.

Las dos naciones que la comparten, La Española, están expuestas a los efectos producidos por el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad (que implica la disminución del acervo biológico y genético), la deforestación, los incendios forestales, la cacería y pesca indiscriminadas, el comercio ilegal de especies en peligro y los impactos negativos de las especies invasoras, entre otros.

Ante una realidad tan compleja es necesario plantear nuevos esquemas de gobernanza democrática, con enfoque de política integral, que garantice el bienestar humano y logre un equilibrio entre nuestro entorno ambiental y el desarrollo socioeconómico. Para avanzar es fundamental el involucramiento de la ciudadanía en la toma de decisiones, bajo principios de representatividad, diversidad, participación efectiva en la toma de decisiones, transparencia y rendición de cuentas, entre otros.

¡Siempre vale la pena involucrarnos, es nuestra responsabilidad reparar o remediar el daño, para el propio bien, el de la familia y la comunidad! 

(+) Apoyo

Auspician:

Ministerio de Educación, Propagas, Fundación Propagas.

Con la colaboración de la Fundación Popular, Autoridad Nacional de Asuntos Marítimos (Anamar), Instituto Panamericano de Geografía e Historia, Instituto Geográfico Nacional José Joaquín Hungría Morell, Defensor del Pueblo, Grupo Ramos, Grupo Jaragua, Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio, Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (Inafocam), Junta Central Electoral (JCE), Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, EducaSID, Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos y la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode).

Restaurar los océanos: ¿Qué podrías hacer tú?

Andrea Valcárcel Abud
Autoridad Nacional de Asunto Marítimos (ANAMAR)

 ¿Y si nuestro planeta se llamara ‘Océano? No es tan descabellada la idea. Usamos el término “la Tierra”, cuando en realidad tres cuartos de la misma está cubierta por nuestros océanos. Los océanos son masas de agua salada que, aunque están interconectadas, se dividen por los continentes en los Océanos Atlántico, Pacífico, Índico, Ártico y Antártico.

Un mundo de aventuras y diversidad

Si alguna vez has ido a la playa, lo más seguro es que hayas visto muchos seres vivos, desde los peces más pequeños hasta las algas más largas y viscosas. En los océanos, podemos encontrar un sinfín de animales, plantas y microorganismos, todos con sus particularidades y funciones, esto es conocido como biodiversidad. La biodiversidad marina es la variedad de vida en los océanos y mares, y esta mantiene el funcionamiento saludable del planeta y proporciona servicios que sustentan la salud y el bienestar humano. Los océanos son una de las principales reservas de biodiversidad del mundo, conteniendo aproximadamente 250,000 especies conocidas y muchas más por descubrir, ya que todavía no se han estudiado más de dos tercios de las especies marinas del mundo.

Pero ¿para qué cuidar los océanos?

Los océanos y la vida que contienen son fundamentales para el funcionamiento saludable del planeta, ya que plantas y microorganismos que viven en él nos suministran la mitad del oxígeno que respiramos (¡aún más que los bosques terrestres!) y absorben anualmente un cuarto de las emisiones de dióxido de carbono emitidas a la atmósfera. Son el verdadero pulmón del mundo.

A través de la historia se han desarrollado muchos asentamientos humanos cerca de la costa; con el 38% de la población mundial viviendo a menos de 100 km de la costa, el 44% a menos de 150 km, y el 67% a menos de 400 km. Más de la mitad del total del producto interno bruto del mundo entero es dependiente del océano y de las zonas costeras.

Gracias a los océanos contamos con una de las fuentes de alimentos más antiguas. En él, se ha desarrollado la economía internacional. Siendo el centro y el medio de diversas actividades económicas, los océanos son utilizados para la explotación y el transporte de materia prima. En la República Dominicana, el Océano Atlántico y el Mar Caribe nos han posicionado como punto clave para el turismo de playas en el Caribe. En fin, el océano nos proporciona con un sinnúmero de recursos y por eso debemos cuidarlo, de eso no hay duda.

¿Por qué peligran los océanos?

Muchas de las mismas cualidades que nos inspiran a cuidar nuestros océanos, son las que lo ponen en peligro. Sí, ya sabemos que los océanos suministran la mitad del oxígeno que respiramos y que son capaces de absorber dióxido de carbono, sin embargo, se le ha puesto tanta presión que ya no dan abasto. La contaminación ha deteriorado los ecosistemas de plantas y algas marinas que producen oxígeno y el cambio climático ha aumentado el nivel de dióxido de carbono al punto que los océanos se vuelven más ácidos todos los días, así afectando a los seres vivos que viven en él.

Los botes y demás embarcaciones que han hecho posible el descubrimiento de los continentes y el impulso de la economía internacional también son los responsables de mucha contaminación y del deterioro de los arrecifes y demás ecosistemas que se ven arrasados por las anclas de los botes y por diversos impactos y choques que pueden tener estas embarcaciones con el fondo marino. Sabemos lo rico que puede ser comer pescados y mariscos, pero no consideramos el daño que hacen algunos pescadores para conseguir estos recursos, recurriendo a redes de arrastre y a la pesca con explosivos que perjudican y, a veces, hasta destruyen los sistemas arrecifales. Entonces, en resumen, si preguntan que por qué peligran los océanos, la respuesta es por nosotros, los seres humanos.

Científicos en acción

Pero no todo está perdido. Hay muchísimos científicos que están tomando acción para salvar los océanos. Para contrarrestar la acidificación de los océanos por altos niveles de dióxido de carbono, se han lanzado iniciativas utilizando minerales, como el olivino, que son capaces de capturar el dióxido de carbono por sus propiedades químicas. De igual manera, se ha incentivado la protección de los ecosistemas marinos más críticos, especialmente los responsables de la producción de oxígeno masiva que acontece en los océanos. Como respuesta de la contaminación, se organizan limpiezas de playa y limpiezas submarinas, y se ha impulsado legislación que penaliza esta contaminación.

Para rehabilitar el daño hecho por botes y pesca destructiva, se han desarrollado diversos métodos de restauración arrecifal, todas respaldadas de la reproducción sexual o asexual de los corales en viveros marinos. De igual manera se incentiva la utilización de boyas de amarre para evitar el uso de anclas en zonas donde los arrecifes y demás ecosistemas marinos se pueden ver afectados.

La regla de las 3R y los océanos

¿Conoces la regla de las 3R? El término ‘3R’ es utilizado para que se nos haga más fácil recordar los pilares del consumo responsable: Reducir, reciclar y reutilizar. Esta regla es esencial para la conservación de los océanos, ya que nos ayuda a prevenir que se sigan contaminando. Desde casa, podemos reducir nuestra compra de productos que generan plásticos de un solo uso, podemos reciclar las botellas de plástico PET y los Tetrapak llevándolos a centros de acopio correspondientes, y podemos reutilizar los envases de cartón y demás materiales para hacer manualidades y tareas en casa y, si no vemos en la necesidad de utilizar las fundas de plástico en los supermercados y colmados, podemos guardar estas fundas para utilizarlas cuando vayamos a comprar de nuevo. Todas estas acciones llevan a un océano más limpio para todos.

Otras acciones que puedes tomar en casa

Si no puedes reciclar directamente, puedes separar la basura en residuos reciclables, como son las botellas de plástico PET y los Tetrapak, y en residuos no reciclables y orgánicos, para que así los que si pueden reciclar las botellas y demás envases los encuentren con mayor facilidad.

También, cuando vayas a la playa con tu familia, asegúrate de dejarla mejor de lo que la encontraste: no dejes basura, no te lleves conchas ni suvenires naturales y, si encuentras alguna basura, aunque no la hayas dejado tú, ¡ayuda al medioambiente recogiéndola! Las conchas y todo lo que puedes encontrar en la playa (¡menos la basura!) tiene su propósito y son necesarios para que el océano siga funcionando adecuadamente.

¡Aún no es demasiado tarde para actuar! ¡Aun podemos tomar medidas para que los océanos sigan siendo el verdadero pulmón del mundo!

(+) Apoyo 

Auspician:  Ministerio de Educación, Propaga, Fundación Propagas.

Con la colaboración de la Fundación Popular, Autoridad Nacional de Asuntos Marítimos (Anamar), Instituto Panamericano de Geografía e Historia, Instituto Geográfico Nacional José Joaquín Hungría Morel, Defensor del Pueblo, Grupo Ramos, Grupo Jaragua, Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio, Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) y Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Nutrición: niños en edad escolar

Información útil sobre la alimentación de su hijo en edad escolar

Los niños en edad escolar (de 6 a 12 años) necesitan comidas sanas y refrigerios nutritivos. Tienen un ritmo de crecimiento constante pero lento y suelen comer de 4 a 5 veces al día (con refrigerios). Durante esta época los niños definen muchos hábitos alimentarios, gustos y aversiones. La familia, los amigos, las redes sociales y otros medios de comunicación (principalmente a través de la televisión y las tabletas) afectan sus elecciones alimentarias y a sus hábitos de consumo. Los niños en edad escolar suelen estar dispuestos a comer una mayor variedad de alimentos que sus hermanos pequeños. También es importante comer refrigerios saludables después de la escuela, ya que estos refrigerios pueden aportar hasta 1/4 de la ingesta total de calorías del día. Los niños en edad escolar también pueden ayudar a preparar las comidas.

Consejos útiles a la hora de comer para los niños en edad escolar

Estos son algunos consejos útiles a la hora de comer para los niños en edad escolar:

  • Sirva siempre el desayuno, aunque tenga que ser “a las prisas”. Algunas ideas para un desayuno rápido y saludable incluyen las siguientes comidas: frutas, leche, rosquilla, tostadas, cereal, sándwich de mantequilla de maní, avena remojada, etc…
  • Aproveche el gran apetito de los niños después de la escuela sirviendo refrigerios saludables, como por ejemplo:

Frutas, verduras y aderezos para untar, yogur y granola, sándwich de pollo o pavo, queso y galletas saladas, leche y cereal.

Dé buenos ejemplos de hábitos alimentarios.

Permita que su hijo lo ayude a planificar las comidas y a prepararlas.

Sirva las comidas en la mesa, en lugar de hacerlo frente al televisor. Guarde también los teléfonos móviles y las tabletas para evitar distracciones.

Elecciones de alimentos saludables

El gráfico de MiPlato es una guía que puede ayudarlos a usted y a su hijo a seguir una dieta saludable. MiPlato puede ayudar a que usted y su hijo coman alimentos variados a la vez que lo anima a consumir la cantidad adecuada de calorías y grasas.

El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Salud y Servicios Humanos han desarrollado el siguiente plato para guiar a los padres en la selección de comidas para niños mayores de 1 año.

El ícono de MiPlato (MyPlate) está dividido en 5 categorías de grupos de alimentos, haciendo hincapié en la ingesta nutricional de lo siguiente:

  • Granos. Los alimentos hechos de trigo, arroz, avena, harina de maíz, cebada u otros cereales son productos elaborados con granos. Algunos ejemplos son el trigo integral, el arroz integral y la avena. Procure que la mayoría de los granos sean integrales.
  • Verduras. Coma verduras variadas. Elija diferentes verduras de diferentes colores, entre ellas las de color verde oscuro, rojo y naranja, legumbres (chícharos y frijoles) y verduras con alto contenido de almidón.
  • Frutas. Cualquier fruta o jugo 100 % de fruta cuenta dentro de este grupo. Las frutas pueden ser frescas, enlatadas, congeladas o deshidratas y pueden estar enteras, cortadas o hechas puré. La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los niños de 4 a 6 años limiten el consumo de jugo de frutas a 4 o 6 onzas diarias, mientras que los niños de 7 a 18 años deben limitar el consumo de jugo a 8 onzas o 1 taza de jugo por día.
  • Lácteos. La leche y muchos alimentos derivados de la leche, como el yogur y el queso, se consideran parte de este grupo de alimentos. Busque productos sin grasa o con poca grasa, así como aquellos que contengan mucho calcio.
  • Proteína. Elija proteínas magras. Consuma carnes de res y de aves magras o con poca grasa. Varíe su rutina de proteínas. Elija más pescado, frutos secos, semillas, chícharos y frijoles.

Los aceites no son un grupo de alimentos, pero algunos, como los de frutos secos y otras plantas, tienen nutrientes muy importantes. Deben incluirse en la dieta en pequeñas cantidades. Las grasas animales, que son sólidas, deben evitarse.

El ejercicio y la actividad física también deben incluirse en un plan de alimentación saludable.

Consejos de nutrición y de actividades

Los siguientes son algunos consejos:

  • Trate de controlar el momento y el lugar en los que sus hijos comen proporcionando una comida diaria y momentos de tentempié regulares. Incluya interacción social y demuestre comportamientos alimentarios saludables.
  • Permita que los niños participen en la elección y preparación de los alimentos. Enséñeles a tomar decisiones saludables dándoles la oportunidad de elegir alimentos sanos.
  • En la medida de lo posible, seleccione alimentos que contengan estos nutrientes: calcio, magnesio, potasio y fibras.
  • La mayoría de los estadounidenses debe reducir la cantidad de calorías que consumen. Si hablamos de control del peso, las calorías  cuentan. Controlar el tamaño de las porciones y limitar los alimentos muy procesados ayuda a limitar la ingesta de calorías y a aumentar el consumo de nutrientes.
  • Se anima a los padres a servir los tamaños de porciones recomendados para niños.
  • También se les sugiere que limiten el tiempo que sus hijos pasan frente a la pantalla a menos de una 1 hora por día. En su lugar, fomente actividades que requieran más movimiento.
  • Los niños y los adolescentes necesitan al menos 60 minutos de actividad física moderada a intensa, la mayoría de los días, para tener salud y buen estado físico, así como para mantener un peso saludable durante el crecimiento.
  • Para prevenir la deshidratación, anime a sus hijos a beber líquidos con regularidad mientras hacen actividad física y a beber varios vasos de agua cuando terminan.

Fuente:

https://myhealth.ucsd.edu/Spanish/RelatedItems/90,P05389

5 principios para enseñar a los niños a proteger su cuerpo


Entre las diferentes medidas que podemos adoptar dentro de la familia para prevenir el abuso infantil está el enseñar a los niños el valor de su cuerpo. El significado que el niño desarrolla sobre su propio cuerpo depende en gran medida de lo que nosotros le enseñemos sobre el mismo.

No se protege lo que no se valora. Si le enseñamos al niño que su cuerpo no es importante, el niño aprenderá que otros pueden decidir y actuar sobre su cuerpo; favoreciendo que sea más vulnerable al momento de reconocer y afrontar una situación de riesgo.

 

La vida cotidiana se puede volver el escenario idóneo para enseñar a los niños a dignificar, significar y trazar los límites de su cuerpo. Aquí comparto algunos principios para enseñar a los chicos el valor y la protección de sus cuerpos. Éstos los he construido en base a mi experiencia en la atención a niños, niñas y adolescentes.

 

1.- Reconocer las partes y el funcionamiento del cuerpo

La educación sexual empieza por el reconocimiento del cuerpo, de sus formas, sus partes y sus funciones. Desde temprana edad el niño comienza a conocer su cuerpo y el de los otros, compara y hace preguntas. Aquí es importante hablar con naturalidad, enseñando el nombre correcto de las partes del cuerpo. Así como le decimos al niño «este es tu brazo», debemos decir «este es tu pene» o «esta es tu vagina». Igualmente, le debemos permitir al niño expresar su curiosidad sobre el cuerpo y la sexualidad, adecuando la información que le proporcionemos a sus inquietudes, capacidad de comprensión y edad. En general, el niño merece saber que su cuerpo es fabuloso, pues a través de él se experimenta a sí mismo y al mundo. El cuerpo es el contenedor de la vida, allí reside su valor.

2.- Independencia en la higiene y el autocuidado

Si el cuerpo es vida, debe ser cuidado. El bañarse, limpiarse cuando se va al baño, cepillarse los dientes, alimentarse, protegerse del frío o de los rayos del sol son maneras de cuidar el cuerpo. Un error frecuente que comenten los padres es no permitirle a los niños cuidarse por sí mismos, haciéndolos dependientes del cuidado de los adultos. En la medida que el niño crece va desarrollando habilidades que le permiten valerse por sí mismo. Nuestra labor es permitirle desplegar sus habilidades y entrenarlos en el uso de las mismas. Un niño debe aprender progresivamente a bañarse, vestirse y limpiarse. Esto evita que personas conocidas o desconocidas tengan acceso a su cuerpo. Mientras más independiente es el niño en el cuidado de su cuerpo más protegido estará de contactos abusivos.

3.- Crear conciencia de lo íntimo y lo privado

El cuerpo está involucrado en acciones que pueden ser públicas o privadas. Enseñarle al niño sobre la privacidad del cuerpo le ayuda a desarrollar un sentido de intimidad y respeto por sí mismo. El niño debe saber que hay acciones que pertenecen al mundo de lo privado, que son individuales y que pueden participar otros sólo si tienen nuestro consentimiento. Y así como hay acciones privadas (cambiarse de ropa) hay espacios privados (el baño) donde las podemos emprender. Del mismo modo, debemos enseñar a los niños que las personas debemos respetar entre sí nuestras acciones privadas y nuestros espacios privados. Muchos niños reciben mensajes confusos sobre este tema. Puesto que por ser niños, los adultos suelen saltarse esto de la privacidad y son capaces de abrir la puerta del cuarto mientras el niño se cambia, entrar al baño sin avisar mientras el niño se baña o suelen cambiar de ropa al niño frente a otras personas. Lo privado es válido tanto para adultos como para niños. El niño debe saber que los demás deben respetar sus espacios y acciones íntimas.

4.- Saber identificar sensaciones agradables y desagradables

El cuerpo nos dota de sensaciones agradables y desagradables. El sabor de un helado o el dolor de un rasguño son sensaciones que experimentamos a través del cuerpo. Estas sensaciones son señales que nos permiten determinar qué nos gusta o nos disgusta, qué nos resulta cómodo e incómodo. La vida cotidiana está llena de oportunidades para enseñar a los niños a identificar lo que es agradable o desagradable para ellos: un abrazo fuerte, las cosquillas, un beso ruidoso, la lamida de un perro, el contacto con el sudor de otro… Al hablar con ellos sobre sus sensaciones y ayudarles a reconocer qué los hace sentir agradados, respetando sus opiniones y demandas, les estamos brindando herramientas para detectar acciones abusivas por parte de otras personas. El niño debe saber que nadie puede obligarlo a experimentar sensaciones desagradables o incómodas.

5.- Derecho a decir NO

El niño debe saber que tiene derecho a decir «no», en cualquier momento y a cualquier persona. Puede decir «NO» si alguien desea abrazarle, besarle, tocarle o mirarle. El asunto no es enseñar a los niños a ser maleducados, como suelen pensar algunas personas. Es enseñarles a defender su cuerpo y a decidir quién puede tener acceso al mismo. El alentar a los niños a decir «no» es una forma de empoderarlos, de enseñarles que su cuerpo les pertenece y que pueden exigir respeto de los otros. Es frecuente ver cómo muchos padres obligan a los niños a dar besos y abrazos a familiares o desconocidos. Si el niño no quiere o en ese momento no le apetece no podemos obligarlo. Si lo obligamos le enseñamos que está bien acceder a los deseos del otro aunque eso nos cause malestar o incomodidad; le enseñamos que lo importante no es lo que nosotros sentimos sino lo que sienten o piensan los demás. Podemos pedir a los niños ser respetuosos con las personas, pero no podemos pedirles que den demostraciones de cariño si no lo desean. El niño también debe saber que puede pedir ayuda si una persona insiste en que dé o reciba besos, abrazos o caricias a pesar de haber dicho que no quería. Si el niño siente que puede decir «no» a cualquier persona y en cualquier momento no temerá hacerlo en una situación potencialmente abusiva.

 

No se puede garantizar que un niño esté libre de recibir algún tipo de abuso, pero sí podemos empoderarlo para que sepa distinguir una situación riesgosa y sepa pedir ayuda. La clave de toda prevención es crear un ambiente de confianza y comunicación que invite al niño expresar sus dudas, inquietudes y experiencias. Parte de esta prevención es que el niño aprenda a querer, cuidar y defender su cuerpo porque es suyo y de nadie más.

 

 

Fuente:https://anaisbarrios.wordpress.com/2014/11/19/5-principios-para-ensenar-a-los-ninos-a-proteger-su-cuerpo/

9 recomendaciones para el cuidado de la salud mental en la adolescencia

La adolescencia es una etapa de transición que va de la infancia a la vida adulta marcada por cambios físicos, emocionales y sociales que requiere una especial atención a la salud mental.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, los trastornos mentales representan el 16% de la carga mundial de enfermedades y lesiones en personas de entre 10 y 19 años, y se inician a los 14 años o antes; y lo peor de todo es que no se detectan, y por tanto tampoco se tratan, en la mayoría de los casos.

Esta organización destaca que la depresión es una de las principales causas de enfermedad y discapacidad en la adolescencia, mientras que el suicidio es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 19 años.

Promover el bienestar psicológico de los adolescentes y protegerlos de experiencias adversas y factores de riesgo que puedan afectar a su capacidad para desarrollar todo su potencial es esencial para su bienestar durante esta etapa y la vida adulta.

Consejos para una buena salud mental en la adolescencia

  1. Convivencia familiar

Padres y madres deben permitir que ejerzan su libertad y sean ellos mismos/as quienes descubran y exploren. Aunque sin bajar la guardia, para detectar cualquier cambio de conducta, que pueda indicar algún problema.

La comunicación y las actividades familiares deben tener un peso importante. Deben saber que sus padres están ahí para ayudarles en sus problemas e inquietudes.

  1. Límites y libertad

En el camino hacia su propia identidad como adultos, es frecuente que los adolescentes se opongan a los padres, a los profesores, así como a otras figuras que ejercen autoridad. En este sentido, establecer limitaciones les va a ayudar a aprender cuáles son los límites.

  1. El respeto

El respeto por sí mismos, hacia los demás y por el medio ambiente es algo que se debe inculcar al adolescente para prevenir ciertas conductas que puedan conllevar un peligro.

  1. Horarios y rutinas

Mantener horarios y rutinas en la adolescencia, como horarios para las comidas, las tareas domésticas, la higiene, el tiempo de ocio o el dedicado al estudio, les ayudará a organizarse, planificarse y aprender donde están los límites.

  1. Las amistades en la adolescencia

Las amistades juegan un papel clave en la adolescencia. Es habitual que prefieran pasar más rato con sus amigos que con la familia.

Es importante mostrar interés por las amistades, así se aporta seguridad a los menores y se evitan situaciones de riesgo.

También lo es promover el respeto, la honestidad y la amistad, que son hábitos sociales muy buenos.

  1. Alimentación saludable y variada

Seguir una alimentación saludable y variada es siempre beneficioso para la salud. Adquirir buenos hábitos en la adolescencia ayuda a prevenir problemas a largo plazo y facilita la adopción de un estilo de vida saludable.

  1. El descanso en la adolescencia

La adolescencia es una etapa de gran desgaste físico y mental. Dormir entre 9 y 10 horas diarias es importante para un buen rendimiento académico y un mejor humor.

  1. Practicar actividad física

Practicar actividad física una hora diaria, aporta a los adolescentes beneficios físicos, ya que se previene la obesidad y el sedentarismo, y se toma conciencia corporal; Psicológicos, ya que se aumenta la autoestima y se disminuyen efectos como la ansiedad y la depresión, y sociales, como trabajo en equipo o responsabilidad.

  1. Uso responsable de las nuevas tecnologías

Educar a niños y adolescentes en un buen uso de Internet, de las redes sociales y los videojuegos es clave para hallar un equilibrio y usarlos de forma saludable.

 

Fuente:

https://www.teknon.es/blog/es/salud-az/9-recomendaciones-cuidado-salud-mental-adolescencia

 

«Corrígeme para que aprenda y no para que me sienta mal»

«Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo».
Aristóteles

Claro que me has de corregir. Estoy en formación. Me atrevo y pruebo. Me equivoco muchas veces. Sé que ese es tu trabajo: enseñarme mis errores para que no vuelva a repetirlos.
Me pones límites y me marcas el camino. Eso está bien y lo entiendo, aunque no me gusta. Atreverse implica arriesgarse y experimentar. Y equivocarse. Pero no solo aprendo de mis errores. Cuando me corriges criticándome, con ironía o con castigos aprendo a corregir así también a los demás. Si me gritas entiendo que es necesario gritar para que me escuchen. Una bofetada “inocente” me indica que yo también debo pegar para que los demás me obedezcan. Y cuando aprendo esto, me convierto en ti y dejo de ser yo mismo.

Me duele que me grites y me descalifiques. Me duele en lo más profundo que creas que “no llego”. Cuando me riñes, yo siento que no valgo. Cuando me criticas, yo siento que nunca podré tomar buenas decisiones sin ti. Cuando me levantas la voz y te pones nervioso, siento que esos mismos sentimientos son los que provocaré en otras personas cuando me vuelva a equivocar. Entonces ya ni me atrevo ni puedo.

Me enfurezco cuando eres arbitrario con las normas. A veces es “si” pero esa misma norma, a veces es “no” y yo no sé distinguir por qué. En ocasiones me avergüenzas delante de los demás. O me ofreces ayuda cuando no es necesario, como si yo fuera inútil. Me recuerdas constantemente lo que debo hacer y entonces lo que tengo ganas es de no hacerlo. De pequeño te gritaba y tú me obligabas a obedecer. Pero ahora…ahora tengo ganas de romper cosas y de pegarte y te aseguro que no te obedeceré por miedo. Antes me voy de casa…

Lo que necesito, y lo que habría necesitado desde pequeño para no llegar a donde hemos llegado, es que me enseñes a resolver problemas. Que me expliques por qué mi comportamiento no es aceptable. Habría sido fantástico si hubieras podido ver la situación desde mi punto de vista también. Necesito que me dejes elegir y que me ayudes a asumir las consecuencias de mis actos. Cuando me castigas, me quitas el privilegio de aprender de ellas.

Me gustaría que me corrigieras con el respeto que se merece cualquier hijo. Pero como veo que eso es muy difícil para ti, me conformo con que me corrijas como si yo fuera el hijo de tu mejor amigo.
Eso me asegurará tu paciencia y tu autocontrol. Nada me enseña más que cuando yo pierdo el control, tú lo mantengas. Corregir puede hacerse de muchos modos. Eso es fácil. Pero si quieres que además aprenda de mis errores y que confíe en mis propios recursos, entonces…entonces eso ya es más complicado…

Te pido un favor, antes de corregirme, pregúntate: “¿Lo que le voy a decir y cómo se lo voy a decir harán de él una persona mejor?”

Esta pregunta posiblemente te ayudará a intervenir con el respeto que me merezco.

Fuente  : www.solohijos.com

Niños que saben cuidar el medio ambiente: cómo lograrlo

La mejor herencia que puedes dejar a tus hijos es una buena enseñanza integral. Es decir, que los niños no solo deben aprender materias de índole académico, también deben aprender sobre valores, principios, responsabilidad con el medioambiente, arte, e incluso inteligencia emocional y convivencia.

El mundo pide a gritos personas que sepan involucrarse tanto en su crecimiento personal e intereses, así como por el medioambiente y los demás seres humanos.

Siendo los niños el futuro de este mundo, es vital que aprendan desde muy pequeños ese tipo de cosas. La verdad es que esos conocimientos les dan un nivel de conciencia que muchos adultos de hoy no tienen.

Un niño educado para cuidar el planeta y saber cómo relacionarse es alguien preparado para dar lo mejor de sí.

La importancia de enseñar a los niños a cuidar la naturaleza

Podemos tener muchas comodidades y avances tecnológicos, pero estos no son nada si no tenemos un lugar seguro donde vivir.

Las personas hoy están en un proceso de concientización sobre la protección de la naturaleza; sin embargo, la educación en ese aspecto aún está en las bases.

En nuestros hogares podemos hacer algunas cosas para mermar el impacto ecológico que causamos a diario. Aun así, eso no es suficiente si la gran mayoría sigue insistiendo en consumir y desechar.

Con los adultos es un proceso lento el que tomen conciencia sobre el impacto que causamos sobre el planeta; sin embargo, con los niños las cosas son muy distintas.

A un adulto en la calle le dices que por favor no arroje basura; el resultado puede ser una respuesta agresiva. En cambio, si haces lo mismo con tu niño, las cosas van a ser diferentes. No digo que todos los adultos sean de este talante, pero sí es probable que muchos actúen a la defensiva.

6 Maneras de enseñar a tu hijo a cuidar el medioambiente

Hay mucha maneras en que les puedes enseñar a niños a cuidar el planeta. A continuación encontrarás 6 ideas de cuidado ambiental que puedes poner en práctica con tus hijos.

1 Practicar plogging

Este deporte es muy fácil de practicar. Solo planea una caminata con tus hijos donde vayan de paseo por algunos parques o senderos de la cuidad. Esto se hace mientras se recogen cosas como bolsas, botellas y otros desperdicios que se encuentren por el camino.

En el mundo esta es una practica que se ha extendido lentamente. Se puede ir en bicicleta, caminando, en patines o corriendo; lo importante es que mientras se ejercitan, a la vez vayan limpiando los lugares por donde pasan.

 

2 Plantar árboles

A veces, cuando alguien se ven en la obligación de tirar un árbol viejo, lo repone con dos arbolitos jóvenes.

Lo que puedes hacer es sembrar 1 o 2 arbolitos en una zona verde común.

3 Una mini huerta casera

Con esta idea de sembrar arboles también puedes optar por hacer una mini huerta casera.

Para hacer esto puedes recurrir a reciclar botella de plástico. Estas puedes convertirlas en macetitas para sembrar semillas de hierbas aromáticas, por ejemplo.

 

La verdad es que hay muchas maneras de hacer este tipo de cultivos. Que los niños los cuiden les hará sentirse proactivos y felices.

4 Reciclaje

Esta es una actividad de las más conocidas y practicadas para ayudar al medioambiente.

Consiste en separar desperdicios de orden plástico, vidrio, lata, papel y orgánicos.

Los 4 primeros, los niños los pueden reutilizar en casa. Pueden plantar matitas, hacer vasos, portalápices, o lo que gusten o necesiten. También pueden optar por venderlos e incluso donarlos a las personas que viven de recolectar estos implementos.

Los desechos orgánicos pueden servir para hacer compost, que sirve de abono para plantas.

5 Organizar jornadas de limpieza de riberas o zonas vacacionales

Es hacer casi lo mismo que en el plogging. La diferencia es que se lleva a cabo en zonas cercanas a playas, ríos, lagos; es decir, lugares donde hayan corrientes o fuentes de agua.

El agua como liquido vital es un elemento que se contamina con mucha facilidad. La limpieza de estas zonas mejora la supervivencia de platas ribereñas y animales del lugar.

6 Ahorro de energía y agua

Es tan sencillo como enseñarles a no tener prendidas muchas luces en casa a la vez. De la misma manera que si están viendo tv, no tengan el pc trabajando a la vez.

Respecto al cuidado del agua, funciona de la misma manera. Por ejemplo, enseñarles a cerrar la llave del agua cuando se apliquen el shampoo o el jabón. Lo mismo cuando se estén cepillando los dientes.

También puede implementar es invitar llevar al niño a bañarse en el tiempo que suena una canción de su elección.

Aunque parezcan cosas pequeñas y poco complejas de realizar, lo cierto es que ayudan mucho en el aprendizaje del cuidado del medio ambiente. A favor tiene que los niños aprenden a trabajar en equipo y a estar saludables.

La enseñanza del cuidado del medio ambiente es sencilla y divertida. Solo se necesita de voluntad para implementarla, créeme, no perderás el tiempo invertido.

 

Fuente: 

www.familias.com

 

Padres presentes y a la vez ausentes

¿Te has planteado alguna vez que quiere decir estar presente y a la vez ausente?

Esta profunda frase invita a la siguiente reflexión: “hoy en día, hay muchos padres y madres que físicamente están con sus hijos, pero que emocionalmente no están conectando con ellos”, probablemente, estén ocupados contestando a un whatsapp, leyendo el periódico, poniendo una lavadora, etc. Enfundados en sus preocupaciones cotidianas y mundos particulares, no se dan cuenta que los niños tienen un radar de autenticidad (como dice André Stern) con el que perciben esa descuidada y fría lejanía, ese estar ausente, ese vacío que lo queramos o no, puede dejar huella en ellos, posiblemente, esos niños se convertirán también el día de mañana en “adolescentes ausentes”

Estamos sin realmente estar, esta es una idea que pasa tan desapercibida, que no nos detenemos un momento a reflexionar sobre la cantidad y calidad de tiempo que pasamos con nuestros hijos. La cuestión que debemos plantearnos es: ¿qué es más importante la cantidad o la calidad de este tiempo?. Actualmente por nuestras obligaciones diarias (trabajo, tareas domésticas, vida acelerada…), no podemos dedicar a nuestros hijos todo el tiempo que nos gustaría, y no por ello hemos de sentirnos culpables. Debemos ser conscientes de que es mucho más importante la calidad de ese tiempo y bastaría con dedicarles en exclusividad quince minutos al día, es decir, estar por y para él de forma auténtica, sincera y plena.

El tema de los padres ausentes se alza como un aspecto que preocupa mucho a psicólogos y pedagogos de todo el mundo. Tanto es así, que el mercado editorial empieza a estar muy centrado en este tipo de crianza a través de la cual los padres descubramos recetas y estrategias que nos permitan estar presentes en cuerpo, alma y corazón para nuestros hijos. Un ejemplo de ello lo tenemos en el libro “Parenting in the present moment”  (“Crianza en el momento presente”) de la doctora Carla Naumburg.

Para educar a un niño no basta con darle un techo, sustento, calor, alimento y plaza en un colegio. Los niños tienen necesidades emocionales que deben ser satisfechas para que su desarrollo psíquico y neurológico se constituya con normalidad. Una de las preocupaciones actuales como madres y padres, es perder la conexión con nuestros hijos; el efecto más inmediato de estar presente físicamente pero ausente emocionalmente, es que el niño se siente solo, defraudado y rechazado, pudiendo desarrollar baja autoestima e inseguridad.

Como refleja el psicólogo Max Möller (especialista en adiciones), cuando los padres están inmersos en los dispositivos y en las redes sociales, están transmitiendo de forma silenciosa a sus hijos, que hay otras cosas más importantes y eso va a interferir en el vínculo seguro entre ambos a edades muy tempranas, llegando incluso a darse casos de niños con “síndrome de carencia afectiva”.

A corto plazo pueden  reaccionar de dos formas: aislándose o reaccionando con rabia o con conductas desafiantes.  Ambos casos explican que en la actualidad muchos adolescentes se unan a pandillas o grupos problemáticos, o desarrollen comportamiento antisocial, abuso de sustancias o se aíslen en los videojuegos.

¿Cómo conseguir ser padres y madres presentes?

Presentamos ocho consejos útiles que  van a ayudar a “conectar” con tu hijo:

  • OFF a los dispositivos electrónicos durante unos minutos al día: Según un  estudio dirigido por la Universidad de Boston (Estados Unidos) y llevado a cabo en diversos restaurantes de comida rápida, se descubrió que una de las causas más comunes por las que los padres dejan de estar presentes se debe al uso excesivo de los teléfonos móviles.
  • Escucha a tus hijosParece obvio, pero no todos los padres lo hacen de forma efectiva.Escuchar es mirar a los ojos y dar auténtica importancia a cada palabra que nos digan los niños, por muy ingenuo o estrambótico que sea su razonamiento. Si aprendemos a escucharles, aprenderemos a conocerles y responder mejor a sus necesidades.
  • La importancia de la comunicaciónNo te limites a preguntar ¿qué tal….? Porque es probable que la respuesta sea “bien” y ahí acabe la conversación. Es más aconsejable realizar otro tipo de preguntas que inicien un tema de conversación, como por ejemplo, ¿qué es lo más divertido que has hecho hoy?, ¿cómo te sientes hoy?, ¿has aprendido alguna cosa nueva, cuál?, ¿te ha ocurrido hoy algo emocionante?, etc.
  • Expresar los sentimientos: Aunque parezca que los niños deben estar al margen de todo, se enteran de más cosas de las que nos pensamos, absorben todos nuestros estados de ánimo, lo notan y lo acusan. Antes de estar ausente, quizá deberíamos explicarle a nuestros hijos que hoy no tenemos un buen día. El niño aprenderá lo que es la empatía, y que todos nos podemos sentir mal, agobiados, .. algunas veces.
  • Busca momentos de complicidad cotidiana: Hay momentos que deben convertirse en rituales obligados con los que compartir tiempo con tus hijos,pero tiempo de calidad. Esas charlas mientras comemos, esos cuentos y conversaciones antes de dormir… Son instantes mágicos con los que estar presente, instantes que crean marcas emocionales en los niños.
  • Potencia su imaginación, juega con ellos: El juego es la forma más natural e innata que tiene el niño para aprender y divertirse; es su herramienta de desarrollo, y sería conveniente que de alguna manera los padres formasen parte de esos juegos. Con tan sólo unos minutos al día sería suficiente. Todos llevamos un niño dentro, ¡no es tan difícil sacarlo!.
  • Contacto corporal: Hasta los doce años, los niños son muy táctil-kinestésicos, es decir, aprenden más a través del contacto corporal, necesitan esa estimulación “táctil-amorosa” que sólo producen los abrazos, los besos, las caricias. Por lo tanto, dedica unos minutos al día al contacto corporal, por ejemplo, haz una “guerra de cosquillas”, achuchones y abrazos largos de más de seis segundos, etc.
  • Relativizar: En las familias con niños siempre hay tareas por hacer (ropa que planchar, comida que preparar…). Si quieres que todo sea perfecto, céntrate en estas tareas y lo será, pero perderás lo importante, la infancia de tu hijo. Hay que establecer prioridades y un plato puede esperar a ser fregado. Por lo tanto relativiza.
  • Finalmente recuerda y ten presente esta frase:
  • “El mejor regalo para tu hijo se llama TIEMPO DE CALIDAD”.

Fuente:  padresycolegios.com

10 estrategias para mejorar la autoestima de tu hijo

Explicamos las claves para fomentar que los niños tengan una autoestima sana.

Como padres, es imposible que logremos proteger a nuestros hijos de todas las situaciones y problemas que deberán afrontar a lo largo de su vida. Los niños deben crecer y desarrollarse en ambientes en que los padres no estamos presentes para echarles una mano.

Sin embargo, tenemos una herramienta fundamental para ayudar a los niños a que sean autosuficientes y puedan tomar sus propias decisiones: la autoestima

Fundamentalmente, podemos decir que la autoestima infantil se empieza a conformar en base a las relaciones que establece con las personas de su entorno cercano: padres, hermanos (si los tiene), maestros y compañeros de juego.

La autoestima se expresa a través de las emociones y sentimientos que el niño muestra y depende en buena medida de su autoimagen y de su percepción de autoeficacia. Si el niño se percibe confiado en sus propias habilidades y capacidades, lo más natural es que desarrolle una autoestima alta. En caso contrario, si el niño no confía en su potencial y tiene una mala percepción de sus capacidades y habilidades, irá consolidando ciertas ideas y sentimientos negativos hacia sí mismo, conduciendo a una autoestima baja.

El papel de los padres en el bienestar emocional del niño

Como padres, tenemos la gran responsabilidad de fomentar una buena autoestima en nuestros hijos.

En muchas ocasiones, la baja autoestima infantil está muy relacionada con los malos hábitos y las dinámicas relaciones disfuncionales que aprendimos de nuestros progenitores. Si no damos importancia a estos aspectos en la crianza de los niños, corremos el riesgo de que crezcan y vayan consolidando algunos sentimientos negativos y una mala percepción sobre sí mismo.

10 estrategias, técnicas y trucos para aumentar la autoestima de tu hijo

  1. Ser un modelo a seguir

Es una de las estrategias más efectivas: si eres un modelo positivo para tu hijo, él aprenderá de tu manera de ser y de hacer. Los niños aprenden imitando a los adultos. Por tanto, no es efectivo que les ordenemos tener ciertos hábitos y costumbres si luego nosotros, como padres, somos los primeros en actuar de la forma contraria.

Si el niño observa que eres una persona que no se valora a sí misma, que se está quejando todo el día y que rehúye sus tareas y responsabilidades, lo más natural es que acabe adoptando este modelo negativo y se acabe pareciendo a ti. Por este motivo es necesario que cuidemos de nuestra propia autoestima, además de nuestros hábitos y valores.

  1. Poner límites y normas

Es importante que como padres logremos establecer límites y normas claras para que nuestros hijos se desarrollen correctamente. Estos límites no solo le hacen saber que hay cosas que no deben hacerse, sino que les transmiten un marco de interacciones en que se pueden sentir cómodos y seguros, y por tanto sentar las bases de una buena autoestima.

Evidentemente, estos límites han de ser coherentes y razonables.

  1. Censurar el error, no la persona

Hay distintas maneras de corregir a nuestro hijo cuando comete un error: podemos regañarle y criticarle personalmente o podemos enfocar nuestra observación en la conducta inapropiada.

Es esencial que como padres entendamos que hay que evitar hacer sentir al niño excesivamente culpable del error que ha cometido, porque podría darse el caso de que asocie el error cometido con su propia personalidad. Por tanto, no debemos usar frases del estilo “no sirves para nada”Céntrate en la conducta y no emitas juicios de valor sobre el niño.

  1. Valorar el esfuerzo, no el resultado

Cuando iniciamos un camino, no debemos reducir todo al resultado final sino al reto que ha supuesto recorrerlo y en el desarrollo personal y la experiencia que hemos adquirido intentando lograr nuestros objetivos.

Hemos de ser conscientes de que el esfuerzo que hemos invertido en esa actividad que tanto nos motiva es mucho más importante que el hecho de si hemos podido llegar a los objetivos que nos habíamos propuesto, o no. Por esta razón es fundamental que valoremos el esfuerzo de los niños, incluso en el caso de que por alguna circunstancia no haya podido realizarla con éxito. De este modo podremos hacerle notar que si se esfuerza en las cosas podrá ir avanzando adecuadamente, y que los obstáculos que se vaya encontrando solo serán temporales.

  1. Detectar y corregir sus creencias limitantes

El pensamiento racional de los niños pasa por distintas fases de maduración, y esto implica que no siempre sigan una coherencia lógica. En ocasiones, pueden estar nutriendo ciertos pensamientos irracionales y erróneos sobre ellos mismos, cosa que puede afectar negativamente a su autoestima.

Si identificas alguna de estas creencias limitantes o equivocadas, es importante que hagas lo posible para corregirla, a fin de que no se consolide en su mente. Por ejemplo, debemos evitar que tengan manías sobre su aspecto físico o que duden sobre sus capacidades intelectuales. Debemos enseñarles a quererse a sí mismos tal como son. Debemos ayudar a nuestros hijos a mirarse a sí mismos con objetividad, para que puedan conformar un autoconcepto realista y positivo.

  1. Demostrar amor incondicional hacia tu hijo

Muchos padres cometen un error en común: incentivan que los hijos tengan que “ganarse su amor” portándose bien o cumpliendo con ciertos logros académicos o de cualquier otro tipo. Si les hacemos ver que nuestro afecto no es incondicional, el niño basará su autoestima en la aprobación de los demás y estaremos fomentando que tenga una personalidad retraída.

Para evitar esto, los padres debemos ofrecer nuestro amor incondicional hacia ellos. Esto no quiere decir que debamos tolerar las conductas negativas, pero sí que tenemos que hacer notar nuestra comprensión y afecto a pesar de que el niño pueda cometer errores y tener algunas limitaciones. En los malos momentos, por ejemplo cuando ha cometido un error que lo ha hecho sentir mal, es cuando un hijo más necesita saber que le apoyamos y que nos sentimos muy orgullosos de él.

  1. Incentivar que el niño asuma ciertos riesgos

Los padres sobre protectores crían niños con una baja autoestima. Si no dejamos que nuestro hijo pueda poner a prueba sus habilidades y capacidades, no logrará saber cuáles son sus límites y por tanto no podrá mejorar sus aptitudes, con lo cual estaremos fomentando que sea un niño inseguro y miedoso.

Por consiguiente, conviene que ya desde edades tempranas estimulemos a nuestros hijos a enfrentarse a ciertos retos, incluso cuando pueda suponer un riesgo, eso sí, controlado. Esto les permitirá ir mejorando en sus habilidades y ampliar su mundo. Es importante recalcar que la identidad del niño se va construyendo a través de cada nueva experiencia, por tanto no es adecuado limitar su campo de acción.

  1. Dejar que el pequeño cometa errores

Cada error es un nuevo aprendizaje. No debemos caer en la tendencia de dirigir excesivamente la vida del niño, porque estaremos limitando sus posibilidades de aprender y salir reforzado tanto madurativamente como en la confianza hacia sí mismo. Las lecciones de vida que se aprenden en cada experiencia pueden ser importantes para su desarrollo.

Debemos fomentar que los niños, lejos de experimentar frustración, experimenten con nuevos retos y les apoyemos cuando lo requieran para que puedan ir escalando en sus habilidades cognitivas y en su autoconfianza.

  1. Evitar exagerar sus logros y aptitudes

Una buena autoestima no es lo mismo que una autoestima inflada artificialmente, sino que tiene su fundamento en un autoconcepto equilibrado y realista. Por tanto, no debemos tratar de halagar al niño todo el rato y exagerar sus aptitudes y logros personales, sino que simplemente hay que dejarle constancia de sus buenos resultados gracias al esfuerzo y al empeño que él ha puesto en la tarea.

De hecho, el querer exagerar las virtudes de los hijos puede llegar a tener el efecto contrario al que desearíamos, puesto que podemos bajar su autoestima. Entonces, si por ejemplo se le da bien jugar a fútbol, podemos hacérselo saber y motivarle, pero no es buena idea meterle en la cabeza que será el próximo Leo Messi, porque puede cargar con una presión excesiva y nada realista.

  1. Pasar tiempo de calidad con él

Una buena idea para ayudar a desarrollar una buena autoestima en tu hijo es conseguir que comprenda que él es muy importante para ti. Para eso, debes intentar dedicarle tiempo de calidad.

Ya sabemos que la vida adulta está lleno de horarios y obligaciones que no nos permiten estar todo el tiempo que desearíamos junto a nuestros hijos. Si no puedes atenderle en un momento en concreto, es preferible que se lo hagas saber y que en otro momento le dediques tu atención. El niño ha de notar que, aunque no podemos estar con él siempre que quisiéramos, tenemos un gran interés en atender sus necesidades y aportarle todo el cariño posible.

Fuente : psicologiaymente.com

Esto es lo que puede pasar si un niño se queda encerrado dentro del coche

Los niños no deben quedarse solos dentro de un coche, y mucho menos cuando no tienen ninguna posibilidad de salir por sus propios medios, y menos aún cuando estamos en verano y el vehículo se encuentra aparcado al aire libre mientras se está calentando por el sol.

En ninguna circunstancia, sin embargo, por mucho que se explique lo que ocurre cuando la temperatura en el interior del coche se eleva (puede subir de 10 a 15 grados en 15 minutos), puede que nos cueste imaginar lo que ocurriría, por eso creo que todos deberíamos ver este vídeo que hemos encontrado en Bebés y Más.

Sólo dura siete minutos, a lo largo de los cuales seguimos los hechos que suceden al ‘abandono’ de un bebé dentro del coche, mientras la madre entra a comprar con las consiguientes distracciones (pedir consejo a los empleados, encontrarse a una conocida, atender los mensajes del teléfono, esperar la cola en la caja,..).

Porque (no nos engañemos) es casi imposible controlar al cien por cien el tiempo que pensamos dedicar a comprar, y esto es razón suficiente para no dejar a nuestro hijo encerrado en el coche

Y si – además – somos conscientes de que la temperatura corporal de los pequeños, sube de tres a cinco veces más rápido que en un adulto, y que la hipertermia puede ocurrir en sólo 20 minutos (a todas luces, esto es menos de lo que tardaríamos, aunque el volumen de la compra sea pequeño), no necesitamos ninguna explicación más. A los niños, no se les deja solos en el coche, porque el tiempo que pretendemos ahorrar se puede volver en nuestra contra.

‘One desition’ está producido por Red Castle, y en él (además de seguir los movimientos de la madre mientras compra), observamos cómo el niño empieza a sudar, a inquietarse, después a llorar pidiendo ayuda, y finalmente queda inconsciente.

Un niño muerto cada diez días en estas circunstancias en Estados Unidos, es una cifra que alarma. Y si debemos ser responsables como padres, en caso de convertirnos en espectadores por presenciar a un pequeño dentro del coche sólo, no debemos demorar nuestra actuación (llamar a la policía y si es necesario forzar la puerta – o romper el cristal como hace uno de los protagonistas -), porque lo que está en juego es una vida.

La mayoría de las víctimas por hipertermia tienen entre 0 y cuatro años, aunque dentro del coche, un niño puede sufrir otros accidentes como quedar atrapados por una ventana, o poner en marcha accidentalmente el vehículo.

Espero que la difusión de este vídeo ayude a mejorar la consciencia social hacia este tema tan delicado.

Fuente: bebesymas.com