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Tartamudez: cinco mitos sobre este trastorno

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Si tu hijo es tartamudo y le cuesta comunicarse, o su lenguaje se caracteriza por interrupciones y repeticiones. No es voluntario, y su origen puede ser orgánico, social o psíquico, es importante que prestes atención y lo ayudes lo más pronto posible.

La tartamudez se define como un trastorno que afecta a la capacidad de comunicarse y también se le conoce como disfemia, disfluencia en el habla o espasmofemia. Es un desorden que suele variar, esto quiere decir que en algunos casos el niño tartamudea más seguido y otros, en cambio, esto no sucederá. Debido su complejidad, pueden surgir dudas o mitos sobre este trastorno.

1. Tartamudeo porque soy una persona nerviosa

La ansiedad no causa la tartamudez, pero puede provocar que la tartamudez sea más severa en algunos momentos. Lo más frustrante de la tartamudez es que cuando queremos tartamudear menos es el momento en que tartamudeamos más. Es por esto por lo que si superamos el miedo a nuestra tartamudez esta disminuirá.

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2. Necesito esconder mi tartamudez

¿Alguna vez has levantado la mano en clase o has pedido en un restaurante de comida rápida y te das cuenta de que cambias lo que quieres decir? Si en algún momento te ha pasado, estás teniendo una reacción normal ante esta situación difícil. Pero la realidad es que el bochorno de perder el control es mucho peor que la vergüenza que provoca tartamudear. Lo más importante es decir lo que quieres decir cuando lo quieres hacer. Tartamudear siempre está permitido.

3. Voy a superar mi tartamudez

Desafortunadamente las personas que se recuperan de la tartamudez lo hacen en edades tempranas. Muchas personas comienzan a tartamudear entre las edades de dos y cuatro años. Estas personas, si se recuperan, lo harán a los siete u ocho años. Es por esto por lo que si una persona llega a la juventud con tartamudez es probable que continúe así hasta la adultez. La buena noticia es que existen muchas opciones y estrategias que ayudan a manejar la tartamudez. Es por esto por lo que la acción de ignorar que tienen la condición, porque esto “va a desaparecer”, solo provoca que la situación empeore.

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4. Estoy solo

Muchas personas que tartamudean crecen sintiéndose solos y aislados. Pero no lo están. Muchos expertos están de acuerdo con que cerca del 1 % de la población mundial tartamudea. Esto quiere decir que aproximadamente 67 millones de personas en el mundo padecen del trastorno y, a su vez, existen 72 millones de personas que tartamudean en el mundo. De ellos, un 5 % son niños. No obstante, “hasta un 80 % de ellos atraviesa una etapa de alteración en el habla, entre los dos y los cinco años, que puede ser evolutiva y desaparece de forma espontánea, pero no en todos los casos, por eso es preferible no esperar. El mejor momento para consultar con los especialistas siempre será cuanto antes”, según la Fundación Española de la Tartamudez (TTM).

5. La tartamudez me atrasará en la vida

Las personas que tartamudean son igual de inteligentes y capaces que todos los demás. En la historia ha habido muchas personas que tartamudean que son sumamente inteligentes, talentosas y exitosas, entre ellas se encuentran: Winston Churchill (primer ministro de Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial), Albert Einstein (ganador del Premio Nobel de Física), Charles Darwin (científico que habló de la teoría de la selección natural y de la evolución) y Marilyn Monroe (actriz y modelo).

Fuente: abcdelbebe.com

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